jueves, 29 de noviembre de 2007

El cambio idiomático: un ejemplo

Hace algún tiempo lanzábamos desde aquí un desesperado S.O.S. ante la prolongada desaparición de cuyo. Nuestro bienamado determinante relativo, cuya forma pronominal se perdió en el curso de algún siglo pretérito, ha debido de caer en un pozo profundo, en un agujero negro desde el que nos es imposible oír sus gritos, su preciosa voz, lo cual resulta especialmente doloroso para un vocablo.
Cuyo es el pariente venido a menos de la familia de los relativos. Pero a otros miembros de la familia les va mucho mejor. Donde es el nuevo rico, el indiano que se marchó a las Américas con los pies descalzos y un mendrugo de pan duro, y retorna a su país de origen con el coche forrado de billetes de 500 euros. Cuyo está agonizando mientras que donde está más vivo que nunca y se emplea para muchos usos que no le corresponden. Como adverbio relativo, su antecedente debe ser un lugar, pero actualmente aparece en contextos inverosímiles. Citaré un par de ejemplos que he oído o leído hoy mismo: ""Hoy es un día donde el Gobierno estará compartiendo la alegría de ver al presidente de la AVT entrando por la puerta de la Audiencia Nacional". El error es tan evidente que elplural.com y otros medios lo han corregido por "Hoy es un día en el que...". Alcaraz ha pronunciado la primera versión. Antes, a primera hora de la mañana, Carlos Herrera ha utilizado de la misma forma el adverbio relativo en cuestión, pero no puedo transcribirlo aquí porque no lo recuerdo con exactitud. En cambio sí puedo citar un ejemplo antológico que aparece en un texto de algún gobierno o instituto gubernamental (central o autonómico) que ha surgido al albur de la celebración del día contra la violencia machista: "La violencia es uno de los problemas pendientes de resolver en nuestra sociedad. Se fundamenta en una relación de poder, donde alguien trata de dominar a otra persona [...]". Así reza el texto [que luego deambula agarradito a la ortodoxia de lo políticamente correcto] con una incorrección más flagrante que las anteriores, sobre todo porque se halla en un texto escrito que ha sido dado a la imprenta y que, por tanto, ha sido meditado y corregido, cosa que no han podido hacer ni Carlos Herrera ni F.J. Alcaraz.
El donde relativo se expande a mayor velocidad que el mejillón-cebra. Es una especie autóctona que se impone a otras especies igualmente autóctonas, sólo que más torpes. Si queremos detenerlo debemos actuar para controlar el sitio que pertenece a cada cual antes de que tengamos que lamentarnos de extinciones y usurpaciones de hábitat. Contra la evolución no: contra el cambio idiomático incontrolado, castellanohablantes todos, uníos.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Fortuna, traidora, te vas de mudança

La Fortuna traidora me ha deparado una desagradable sorpresa precisamente hoy, que por la mañana había cerrado triunfalmente mi legislatura en el consejo escolar de mi instituto. Pero la Fortuna, como la luna, es voluble, a veces, en extremo: a las 12:00 estaba situado en la parte alta de su rueda indomeñable, donde viven los triunfadores, los ricos, los poderosos y los vividores al estilo de Marc Ostarcevic, mientras que a las 17:00 me rodeaban perdedores, villanos y desgraciados del más vario pelaje. Saludé a don Álvaro de Luna, cabeza del Reino que le cortó la suya en Valladolid sin temblores absurdos, y me dirigí adonde el azar, la suerte, el insustancial laberinto de la Providencia me habían conducido: a formar parte de la mesa electoral para nombrar a los representantes de los alumnos en el consejo escolar de la escuela oficial de idiomas de Palma del Río. La tarde se presentaba, pues, triste, fría y lóbrega, sobre todo lóbrega, como diría mi padre.

La mesa estaba colocada en el pasillo, enfrente de la puerta de entrada, lugar estratégico para que ningún alumno pudiese ignorar nuestra presencia y para que el aire frío que ya va aposentándose por estos lares rebozase nuestros cuerpos de un material semejante a la escarcha gaseosa. Tan aburridos eran los comicios (el acto electoral) que se había aderezado con la votación de unas postales navideñas que competían por un concurso organizado por la escuela, lo cual aportó un relativo entretenimiento a lo que no podía dejar de ser un insoportable y soporífero enclaustramiento forzoso. De las cuatro tarjetas seleccionadas por las altas instancias, sólo una destacaba con cierto encanto: un árbol de navidad compuesto de manos de diferentes tamaños y colores, reunidas con cierta armonía y gracia. Las demás pecaban de puerilidad o recordaban excesivamente dibujos navideños que se pueden imprimir directamente desde internet incurriendo, eso sí, en un detalle significativo: el plagio.

Salí del instituto/escuela oficial de idiomas de Palma a las nueve de la noche, doce horas y media después de haber entrado en el mío. La victoria final se había dirimido en el último momento y por escasos votos. La traidora y contumaz Fortuna, cuyos desvaríos han cantado tantos poetas en tantos siglos, aumentaba su inabarcable leyenda y dejaba en mi cuerpo marcas profundas e indelebles: la resaca habitual tras la ingestión de una tediosa gragea de la vida eterna.

martes, 27 de noviembre de 2007

And wait. And wait. And wait.

"Con la llegada de la Segunda Guerra Mundial, la Europa prisionera volvió los ojos con esperanza o con desesperación hacia la libertad de los EEUU. Lisboa se convirtió en el más importante punto de partida. Pero no todos podían llegar directamente a Lisboa. Así nació una tortuosa ruta de refugiados. De París a Marsella. A través del Mediterráneo a Orán. Y desde allí en tren, o a automóvil o a pie, bordeando África, hasta Casablanca, en el Marruecos francés. En ella, los afortunados, con dinero, influencia o suerte, pueden obtener visados y viajar hacia Lisboa. Y desde allí al Nuevo Mundo. Pero los demás esperan en Casablanca. Y esperan. Y esperan. Y esperan."

Así comienza Casablanca, la mítica película que cuenta los avatares que suceden en una ciudad claustrofóbica controlada por la Francia ocupada a la que llegan muchos fugitivos en busca de un avión que los aleje del conflicto bélico y de la persecución nazi. La corrupción, las influencias y el más acendrado altruismo, juntos y aun revueltos en algún personaje, conviven en un lugar del que es casi imposible escapar.

Tras varios días esperando infructuosamente el nacimiento de Diego, uno se siente un poco como los personajes encerrados en Casablanca en busca de un salvoconducto. Esperamos, esperamos y esperamos. Sólo nos queda el consuelo de que, cuando el ansiado día vea la luz, asistamos al inicio de una gran paternidad...

sábado, 24 de noviembre de 2007

Cumpleaños de Álvaro

Hoy es el cumpleaños de mi hermano Álvaro y, para celebrarlo en el blog, había pensado en incluir en esta entrada el poema "Estanque", de la época creacionista de Juan Larrea; pero no lo encuentro por ninguna parte en internet y no puedo disponer en estos días del libro en que lo tengo, así que me conformaré con reproducir sus últimos versos:
Por toda respuesta,
los cisnes,
2 a 2,
levan áncoras.
¿Qué relación guardan el poema y el cumpleaños?

viernes, 23 de noviembre de 2007

Televisiones hipócritas

El Gobierno, informa El País, ha convocado a las televisiones para debatir cómo tratar el tema de la violencia machista tras el asesinato de una joven rusa a manos de su ex novio pocos días después de que éste le pidiera una segunda oportunidad en El diario de Patricia, cuyos responsables desconocían las acusaciones de malos tratos y la orden de alejamiento que recaían sobre el enamorado que buscaba retomar una relación rota a base de golpes.

Ahora, tras la muerte de Svetlana, se demuestra por enésima vez que para que se tomen medidas en este país (o, más bien, para que se hable de tomar medidas) tiene que ocurrir una tragedia. Hace varios años se firmó un paquete de medidas que se basaban fundamentalmente en la autorregulación del contenido de las televisiones y en el establecimiento de un horario infantil en el que cierto tipo de programas y de temas quedaba absolutamente vedado. Pero una gran parte de los canales de televisión, fundamentalmente Antena 3 y Tele 5, han incumplido sistemáticamente el pacto firmado sin que prácticamente nadie (nadie con poder, quiero decir) haya exigido su cumplimiento o, en su caso, la imposición de las sanciones correspondientes.

Ahora que ha muerto Svetlana, aunque no haya muerto por la acción de unos programadores inconscientes, sino por el afán de posesión y de venganza de un macho primitivo con mente criminal, todos nos rasgamos las vestiduras. Lo menos que podría esperarse en estos momentos es que los responsables de las televisiones reflexionen y que el gobierno y demás instituciones se ocupen de cortar de raíz la búsqueda de audiencia a través de la exposición del morbo y de la violencia, y no sólo de la relacionada con los malos tratos ni con los programas basura al estilo de El diario de Patricia o el representante más eximio de este tipo de espacios: Aquí hay tomate. Los telediarios de varias cadenas estuvieron repitiendo hasta la náusea y durante varios días la agresión racista y arbitraria del metro de Barcelona o las imágenes de móvil en las que un adolescente agredía salvajemente a otro ante el entusiasmo del amigo cámara. La excusa que suelen argüir para emitirlas es tan vieja que ya la usaron con cierto éxito Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita, y Fernando de Rojas, en La Celestina, y por eso ruboriza: mostrar las imágenes para condenar la acción y repudiar a los culpables. Ocultar la verdadera intención de su emisión, la de conseguir audiencia a cualquier precio, sólo puede partir de mentes retorcidas que se esconden bajo una gruesa capa de la más detestable y refinada hipocresía.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Salamanca: 12 de octubre de 1936 (II)

El 12 de octubre de 1936, Miguel de Unamuno era el hombre mayor de barba blanca, nariz aguileña y quevedos que ha consagrado la iconografía literaria (porque imagino que hubo un día en que Unamuno fue joven), el hombre que presenciaba las procesiones de Semana Santa de Medina de Rioseco apoyado en un poste de los soportales de la calle Mayor, frente a la tienda en la que pasé una parte de mi adolescencia, el hombre que dio nombre a un rincón de la Plaza Mayor que hundió la piqueta y que es añorado aún hoy por los riosecanos que nunca lo conocimos.
Unamuno no tenía previsto intervenir en el acto del Paraninfo, pese a ser el Rector de la Universidad, pero el intelectual que cargaba contra todo y contra todos, que había estado en contra de la dictadura de Primo de Rivera, quien le mandó como exiliado a Fuerteventura, contra la Segunda República y que había de manifestarse contra la sublevación armada del bando nacional, no pudo permanecer callado ante el discurso que se pronunció en el evento cargado de críticas contra la llamada anti España: Cataluña y el País Vasco. Unamuno sabía que se jugaba, como decía Umbral, la vida y el porvenir, (aunque porvenir no le sobraba, ya que murió ese mismo año); varios amigos suyos habían sido asesinados en la represión franquista. Pero es que el Rector Magnífico no sabía actuar de otra manera: "A veces, quedarse callado equivale a mentir, porque el silencio puede ser interpretado como aquiescencia". Citó en su discurso varias de las paradojas y juegos de palabras a los que era tan aficionado y que pueblan todas sus obras (Niebla, San Manuel Bueno, mártir, Del sentimiento trágico de la vida...): denunció la guerra incivil que estaba sufriendo España y, cuando escuchó el oneroso grito de "Viva la muerte", indignado, respondió: "Pero ahora acabo de oír el necrófilo e insensato grito de "¡Viva la muerte!" Esto me suena lo mismo que "Muera la vida". Y yo, que he pasado mi vida componiendo paradojas que excitaban la ira de algunos que no las comprendían, he de deciros, como experto en la materia, que esta ridícula paradoja me parece repelente". Con valentía no exenta de temeridad, Unamuno arremete contra Millán Astray, quien ha asistido al acto acompañado por varios legionarios armados que se cuadran ante la primera intervención de su líder. Unamuno lo compara con Cervantes por su invalidez, y en la comparación muestra las carencias espirituales del militar: "El general Millán Astray quisiera crear una España nueva, creación negativa sin duda, según su propia imagen. Y por ello desearía una España mutilada...".
Millán Astray no aguanta más y grita: "Muera la inteligencia", frase que José Mª Pemán, presente en el acto, rectifica: "No. ¡Viva la inteligencia! ¡Mueran los malos intelectuales!". Unamuno, entonces, sin perder un ápice de su arrojo, pronuncia las célebres palabras: "Venceréis, pero no convenceréis, porque convencer significa persuadir, y para persuadir necesitáis algo que os falta: razón y derecho en la lucha".

Ante el cariz que toman los acontecimientos, y para evitar males mayores, Millán Astray le dice al escritor que tome del brazo a Carmen Polo, esposa de Franco, y salga del Paraninfo. A pesar de todo, a Unamuno su intervención le costó muy cara: fue expulsado inmediatamente y sin contemplaciones del Ayuntamiento salmantino y el día 22, destituido como rector. Don Miguel pasó los últimos meses de su vida recluido forzosamente en su casa hasta que el 31 de diciembre emprendió el verdadero viaje a ninguna parte (el que ha emprendido ayer, por desgracia, nuestro admirado Fernando Fernán Gómez).

Afortunadamente, la historia se ha encargado de colocar a cada uno en el sitio que en justicia le corresponde.

martes, 20 de noviembre de 2007

Salamanca:12 de octubre de 1936 (I)

Hay muchos episodios de la historia de España que parecen sacados de un pasaje de una novela o de una película, aunque veo difícil que el escritor más vigoroso y con mayor talento hubiera logrado que las más preclaras musas le soplaran dulcemente al oído unos hechos tan sobresalientes como los que tuvieron lugar en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca el 12 de octubre de 1936. Se celebraba entonces el Día de la Raza en un país sumido en la destrucción de la contienda bélica y en una ciudad que estaba sufriendo la furibunda represión del bando sublevado. En el Paraninfo, junto a otras personalidades, se encontraban el Rector de la Universidad de Salamanca, Miguel de Unamuno, y Millán Astray, fundador de la legión y una de las cabezas visibles de los nacionales.

El suceso no ha sido llevado al cine (aunque para hacer una obra maestra sólo se necesitan un par de cámaras y un buen elenco de actores), pero sí a la escena. En la Feria de Teatro del Sur, que se celebra a principios de julio en Palma del Río, un montaje presentaba a Millán Astray como un personaje prácticamente guiñolesco, con su invalidez guerrera a cuestas. Cantando bajo las balas, un mano a mano entre Astray, encarnado por Adolfo Fernández, y un pianista que se encarga de la banda sonora y de acompañar al protagonista en los números musicales, cuenta a partir del leit-motiv continuo de los sucesos del Paraninfo varios acontecimientos de la vida del militar español que le han convertido en el inválido que es en 1936, cuando se enfrenta con Unamuno.
Las palabras que pronuncian Astray, Unamuno (y otros, como José Mª Pemán) van más allá del "Mueran los intelectuales. Viva la muerte" del legionario y del "Venceréis pero no convenceréis" que le espetó don Miguel, que hasta ese momento pasaba por ser el intelectual más importante que apoyaba el alzamiento.
El asunto es muy extenso, así que acabaremos esta entrada como algunos capítulos de las series televisivas: "Continuará".
Las múltiples heridas de guerra de Millán Astray

lunes, 19 de noviembre de 2007

Nostalgias de El Mundo

La noticia que el sábado encabezaba la portada del diario El Mundo traía a la memoria la época dorada del periódico, los años que lo situaron en primera línea del periodismo, el tiempo en el que las investigaciones que abrían (a cuentagotas, por cómodos fascículos) el periódico eran posteriormente refrendadas por los tribunales.

Yo, en plena adolescencia, leía las informaciones sobre los GAL, Roldán, Filesa y tantos otros escándalos que acabaron hundiendo el felipismo, en la tienda, como la llamábamos nosotros, a secas. En ella pasamos Diego, Alicia y yo (Álvaro se libró por ser muy pequeño) larguísimas horas. Por su naturaleza, pocos clientes aparecían por allí y nuestra labor con ellos consistía exclusivamente en correr con la mayor velocidad a nuestro alcance hasta casa y llamar a nuestra madre para que a la mayor brevedad bajara y atendiera al cliente.

Pocas veces las horas se demoraban tanto en su transcurrir como en la tienda. Y eso que disfrazábamos el aburrimiento o, directamente, lo matábamos, a base de amigos, cartas, libros, música y, por supuesto, el periódico; a ese tedio, sin embargo, le debo gran parte de mis lecturas de entonces, pues a diario bajaba a la tienda pertrechado con un libro de poemas y una novela. Mi fidelidad a la literatura acababa en el momento exacto en el que, por fortuna, regresaba mi padre del taller. En cuanto adivinaba su figura, agarraba répidamente mis libros y dejaba a mi padre hablando con Felipe o jugando una de las múltiples variedades de solitario que conocía.

El sábado por la mañana leí la noticia sobre Vera, Amedo y Domínguez y, por un momento, me vi transportado a un tiempo ya caduco y a una tienda que, tal como la vivimos nosotros, ya no existe.

sábado, 17 de noviembre de 2007

La falaz resurrección del Ave Fénix


Los primitivos cristianos tomaron de los griegos y egipcios la figura mitológica del Ave Fénix para representar la resurrección de Cristo. El Ave Fénix era un soberbio pájaro originario de Arabia cuyas plumas estaban teñidas de hermosísimos colores. Cuando el ave sentía que se acercaba su final, preparaba con mimo su lecho de muerte, del que resurgiría un ave fénix, pasados, si no recuerdo mal, nueve años. Este extraño fenómeno inspiró la metáfora cristiana que vinculaba la resurrección de Cristo con la del ave. Pero el Fénix, último asidero de los que no esperamos una vida futura, no renace de sus cenizas, como se dice habitualmente, o sea, que no resucita. Lo que nace es un Ave Fénix diferente, su hijo, por decirlo así. Es un procedimiento de reproducción inaudito y único, pero procedimiento de reproducción, al fin y al cabo, no de resurrección. Esta peculiar forma de gestación consigue un control absoluto de la población de la especie, mucho más efectivo que el que realizan las autoridades chinas. El número de individuos es siempre el mismo y esto no lo puede negar absolutamente nadie, más allá de que el animal exista o no exista. De hecho, se puede decir que el Ave Fénix, como la energía, ni se crea ni se destruye, sino que se transforma en un invididuo nuevo, un nuevo Fénix que vivirá tanto tiempo como seis hombres. Sus restos mortales serán el embrión del que surja el nuevo ser.

viernes, 16 de noviembre de 2007

Historia rauda del escritor-abeja

Decían los antiguos que el escritor debía efectuar su labor igual que las abejas, que fabrican miel a partir del néctar de las más variadas flores. La metáfora del escritor-abeja, presente ya en el teatro de Aristófanes, arraigó en el mundo grecolatino y aparece en los escritos de autores ilustres de la época romana, particularmente de Séneca. Era aquel un tiempo en el que la imitación (en un sentido amplio, no el plagio, desde luego) no es que no se estimara como un demérito, sino que se consideraba muy recomendable e incluso imprescindible para volar alto en el mundo de las letras. Cambió radicalmente esta concepción el encumbramiento de la originalidad que preconizó el Romanticismo (con lo poco originales que nos salieron, en general, los pobres) y que endiosó la vanguardia. Los llamados ismos abominaban de la imitación. Se cargaron al escritor abeja que llevaba unos siglos maltrecho y decidieron reinventar el arte en cada poema, en cada novela, en cada obra. Pero eso conducía directamente a la destrucción del arte y, lo que es peor, a la inmolación del artista. Los escritores comenzaron a fijarse en el pasado para crear sus obras (no ha habido otra época más preocupada por la historia que la nuestra). Aprendimos la palabra intertextualidad y se creó una nueva acepción para el término homenaje. Y resulta que, cuando el escritor-abeja parece resurgir de sus cenizas, son las abejas mismas las que están sufriendo el varapalo de los nuevos tiempos...

Muerte de Séneca de Pedro Pablo Rubens

jueves, 15 de noviembre de 2007

De sorprendentes competencias básicas

Desde el año pasado, entre octubre y noviembre, la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía nos agasaja a los profesores de lengua y de matemáticas con la realización de las pomposamente denominadas pruebas de evaluación diagnóstica, destinadas a los alumnos que acaban de comenzar tercero de ESO.
En realidad, no sé por qué tenemos que corregirlas los profesores de lengua, ya que ni siquieran llevan el nombre de la asignatura (Lengua castellana y literatura), sino que se llaman de comunicación lingüística. Consisten en un par de cuadernillos con preguntas para evaluar las "competencias básicas" de los estudiantes, es decir, comprensión oral y escrita, y expresión escrita, nada complicado: preguntas sobre una factura de luz, o sobre una interesantísima acta de una reunión de vecinos. Los que elaboran las pruebas se meten en la piel de los adolescentes y buscan ejercicios que estén en la onda: un texto con las palabras tron, tío y pringado (que tenían que definir), una canción de Andy y Lucas en la que se repetía hasta la náusea la palabra manos..., cosas así.

El único aspecto que forma parte de la disciplina de la asignatura y que se incluye en los cuadernillos (se ha incluido en las dos ediciones) es la dialectología del andaluz. No se pide nada de sintaxis, ni de morfología, ni de literatura. Los niños no tienen que saber dónde se habla español, ni qué define al teatro o la poesía; no tienen que conocer prácticamente nada de lengua ni de literatura, salvo leer y escribir con corrección, y entender a una lucentina que se quejó en la radio de que su hijo había pagado una multa y de que, a pesar de ello, los avariciosos de la DGT se la querían cobrar otra vez. Pero, en opinión de la Junta de Andalucía, lo que sí ha de figurar entre las competencias básicas de todo alumno es conocer todos y cada uno de los rasgos de las hablas andaluzas: seseo, ceceo, aspiración de la h, relajación de la -s en posición implosiva, etc., todos, sin excepción.

La desproporción entre la importancia otorgada a unos conocimientos frente a otros sólo puede obedecer a ese fenómeno en pleno auge en muchas autonomías desde que recibieron las competencias en educación: la exaltación de las peculiaridades regionales e, incluso, en algunas, el adoctrinamiento identitario del alumnado. ¡Si en las pruebas hasta rebajaban un punto la nota del ejercicio de la mujer de la multa si en el resumen el estudiante no indicaba que los hechos transcurrían en Lucena!

De todo el currículo (el plan de estudios) de la asignatura que no se refiere a la competencia comunicativa, los autores de la prueba de diagnóstico del año pasado y de este curso han considerado exclusivamente imprescindibles los rasgos de las hablas andaluzas. Y lo peor de todo (o lo más significativo) es que nadie de mi departamento se ha sorprendido de ello. Ya estamos acostumbrados a estas cosas.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Misterio sin resolver (se ruega colaboración)

Gonzalo, un gran amigo de mi época universitaria al que el amor ha conducido, como es lógico, a Roma desde su Aranda de Duero natal, se preguntaba cómo era posible que los indios de las películas de Hollywood (las de John Ford, John Wayne y compañía), se valiesen de infinitivos para hablar en inglés ("Yo hacer fuego"), cuando precisamente las desinencias verbales son casi inexistentes en esa lengua. Yo, que no tenía ni la más remota idea de inglés, pues elegí el francés incautamente en BUP y COU, no sabía qué responderle, aunque sospechaba que la solución al misterio, como ocurre tantas veces en el cine, se hallaba en el doblaje. Ahora que asisto a clases de inglés en la escuela oficial de idiomas, tal vez pueda aportar algo de luz a este Expediente X.


[Si alguno ha manejado información reservada y conoce la respuesta, que nos ilumine, por favor, con su sabiduría]
Indio sioux tan ancho después de proferir en un breve parlamento treinta y seis infinitivos.

martes, 13 de noviembre de 2007

El síndrome del siglo XXI

Ulises y las sirenas de Herbert Draper


Cada vez estoy más convencido de que lo que distingue a los seres humanos del siglo XXI de los de otras épocas es nuestra inaudita capacidad para padecer los más variados síndromes. Hordas de soterraños y ocultos psicólogos y psicoanalistas se encargan de sacarlos a la luz paulatinamente y con mucha prudencia, porque si los aislaran y comunicaran todos a la vez, de sopetón, no habría bicho viviente que escapara a los indeseables síntomas de una depresión de caballo.

No hay cambio de ánimo, por pequeño que sea, que eluda la acción globalizadora de estos creadores de sensaciones. Hace tiempo, algún eximio (dicho sea sin segundas) psicólogo comprobó que un amplio porcentaje de la población sufría bajón de ánimo, tristeza y conato de depresión cuando se incorporaba al trabajo tras las vacaciones. Aunque parezca mentira, a nadie, hasta ese momento, se le había ocurrido ponerle nombre a tal fenómeno y no desaprovechó la oportunidad de ascender en el mundo académico. Nacía así el llamado síndrome posvacacional (véanse sobre este tema los telediarios de Antena 3 de septiembre de todos los años), que enseguida formó pareja con el síndrome prevacacional, es decir, la inquietud que se produce ante la inminencia de las vacaciones. Yo hubiera completado el círculo de las vacaciones agregando a los citados síndromes el vacacional, que consistiría en una euforia incontenible y una alegría desbordante y contagiosa.

Por cierto, que las autoridades sanitarias aconsejan a quien no sufra estos "problemas" psicológicos que se mire el pulso y compruebe su respiración, porque es muy probable que sea un robot de Minority report que ignora su verdadera naturaleza artificial.

Considerar un síndrome estar depre por regresar al tajo, como diría David Cantero, tras unas placenteras vacaciones es lo mismo que llamar al dolor (físico y mental) provocado por un puñetazo el síndrome de la hostia bien dada.

Pero la moda es la moda. El último grito (¡ay!) es extraer de la mitología griega (o grecorromana) los nombres de los síndromes. Atlas y Ulises ya disponen del suyo. Con la facilidad con la que surgen, en breve, todos, dioses y hombres, disfrutaremos del nuestro.

lunes, 12 de noviembre de 2007

Variaciones sobre el carpe diem

Se leía en clase de Adela el Soneto XXIII de Garcilaso de la Vega, cuyo tema principal es, como todos ustedes recordarán, el carpe diem:

En tanto que de rosa y azucena
se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar, ardiente, honesto,
enciende al corazón y lo refrena;

y en tanto que el cabello, que en la vena
del oro se escogió, con vuelo presto,
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena;

coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto, antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre

Marchitará la rosa el viento helado,
todo lo mudará la edad ligera,
por no hacer mudanza en su costumbre.

Tras su lectura, Adela preguntó qué quería decir este poema y contestó una alumna:
- ¿Que lo que se van a comer los gusanos, que lo disfruten los cristianos?

La anécdota me trajo a la memoria el escolar (y conocidísimo) pasaje del Juan de Mairena en el que el alter ego de Antonio Machado le pide a un alumno que pase a lenguaje poético la frase "Los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa". El muchacho escribe en la pizarra: "Lo que pasa en la calle".

¿El Soneto XXIII de Garcilaso viene a decir que lo que se han de comer los gusanos, que lo disfruten los cristianos? Bueno, más o menos. "No está mal", respondería el maestro.


domingo, 11 de noviembre de 2007

Con zeta de Saturna (y de Zapatero)


Ayer hablaba aquí sobre la imprescindible actualidad de los clásicos y hoy he encontrado una muestra más (y extrema) de que los grandes autores no pasan nunca de moda y son necesarios en el mundo de hoy, como lo fueron en el de ayer y como lo serán en el de mañana (siempre que no sean aniquilados por el cambio climático y demás catástrofes naturales).

Leyendo Tristana, una novela de Pérez Galdós, me he topado con este fragmento, que bien podría haber encabezado cualquier noticiario de esta tarde: "Libertad honrada es mi tema..., o si quieres, mi dogma. Ya sé que es difícil, muy difícil, porque la sociedaz, como dice Saturna...". Con zeta de Zapatero, podría haber añadido, pero el fondo de la cuestión ya estaba dicho.

El académico Juan Luis Cebrián ha condenado con dureza la ortográficamente heterodoxa campaña del PSOE. Seguramente haya sido su mayor aportación a la RAE desde que entró a formar parte de tan distinguida institución. El exceso de celo del excelso académico sólo puede explicarse por razones muy alejadas a las propiamente lingüísticas. De ahí que critique una campaña con una crudeza que no han usado ni los rivales políticos del Presidente del Gobierno, que bastante tiene con lo que ha ocurrido en Chile. A Rodríguez Zapatero se le notaba en sus declaraciones que ha pasado unos días muy duros por la lamentable actuación de Chávez y Ortega en la Cumbre Iberoamericana. Por eso, prefiero recordar la exitosa liberación de los tres españoles detenidos en Chad y rectificar mis comentarios del lunes. Si me detienen en algún país extranjero, ya no me haré pasar por un francés cualquiera. "Soy español de pura cepa", diré, o mejor, no diré nada. Así contribuiré activamente al éxito de nuestra callada diplomacia.

sábado, 10 de noviembre de 2007

Los ambientadores de escena

Si hay algo que odio es ver a algún actor, o director de escena o profesor de literatura, o quien sea, justificando el montaje o la lectura de alguna obra clásica (especialmente de teatro) por su actualidad, es decir, por su validez en el mundo de hoy. Precisamente suelen escudarse en este argumento (ya tópico) quienes gustan de hacer versiones más o menos libres de las creaciones clásicas, de lo cual deduzco que no son tan útiles para nuestro tiempo si necesitan, como los antivirus, de actualización continua. Recuerdo a Cayetana Guillén Cuervo considerando superior El abuelo de José Luis Garci a la novela de Galdós en la que se basaba por el mero hecho de que había añadido elementos que aumentaban su interés para el espectador de hoy.
Pero, aunque esta referencia sirva, yo me refiero principalmente a las ambientaciones de obras clásicas en épocas absolutamente anacrónicas. En Valladolid, una compañía, de cuyo nombre no puedo ni quiero acordarme, representó una Fuente Ovejuna cuyos personajes estaban inmersos en plena lucha obrera, en medio de la revolución social.
Si se acudiera a la re-ambientación en casos puntuales, el asunto no dejaría de ser menor e incluso interesante; pero es que las ambientaciones ajenas a la expresada por el autor ganan en número a las versiones originales. Hay muchas obras que he visto en varias épocas que ya le hubiera gustado conocer al escritor de turno, pero nunca en la suya propia. Cuando el autor decidió una fecha histórica concreta, diferente a la suya, el cambio es más sangrante, especialmente porque los creativos directores de escena suelen recurrir siempre a las mismas clases o momentos históricos. En el auditorio de la Feria de Muestras de Valladolid asistí a un Romeo y Julieta (ubicado por Shakespeare en la Verona del siglo XII) ambientado a finales del siglo XX. Romeo se había trocado en un pandillero que escribía curiosos graffiti con el ampuloso estilo del teatro isabelino inglés. Por cierto, que, al final, el atractivo adolescente, antes de suicidarse, decidió quedarse en cueros. Si se ha de morir, se muere, pero incómodo nunca, que muerto se está hasta el Juicio Final y eso es mucho tiempo (pensaría el mozo).
Pateé la puesta en escena entre la ovación del público en general y, aunque no lo repetí, por inútil, me hubiera gustado hacer lo mismo en el Macbeth dirigido por Calixto Bieito que me tragué en el Lope de Vega de Sevilla. La historia de Shakespeare (¿no hay más escritores?) habíase mudado a los EEUU en los años 60, creo, y los personajes dirigían una organización mafiosa. Lo más innovador fue un divertido karaoke en el que brillaron con luz propia las canciones de Julio Iglesias y la voz de Lady Macbeth.
Los directores de escena recurren con frecuencia a la libertad del artista (ellos) para reinventar los textos clásicos, pero, en mi opinión, cuando son tan radicales, incurren en un delito contra la propiedad intelectual del autor y en una estafa contra el espectador, pues utilizan el renombre de un escritor clásico, sin respetar su espíritu, para atraer al público a sus funciones. Si quieren libertad, lo más honrado es que inventen ellos y que dejen a los clásicos descansar tranquilos, sin tan retorcidas ambientaciones que, por otra parte, no necesitan para ser comprendidos por el público del siglo XXI; puesto que un clásico es, por definición, actual.
[Por cierto, gracias a todos por vuestras felicitaciones de ayer]

jueves, 8 de noviembre de 2007

El test

En momentos como éste, me viene a la mente una de las grandes paradojas que maneja habitualmente el hombre de a pie: que para entrar a trabajar como barrendero se exija el graduado escolar, mientras que para aspirar a cualquier cargo político, incluidos los de diputado, senador, ministro y presidente del gobierno, no se requiera ningún título, sólo la aprobación de los ciudadanos, que no es poco. La paradoja es tan sangrante como insoluble, y desde aquí no pretendemos abrir un debate sobre el tema, que está tan bien como pueda estarlo en cualquier otra democracia del mundo; sin embargo, a veces, cuando se escuchan las barbaridades que perpetran los aparatos fonadores de muchos integrantes de nuestra clase política, se echa de menos que los candidatos no tengan que superar, al menos, un test psicotécnico, nada extraordinario, el mismo que la DGT exige para poder obtener el carné de conducir, incluso aunque los exámenes psicotécnicos se practiquen con el mismo sistema que utilizaba la empresa en la que yo me lo saqué por primera vez. En una sala del centro médico, un empleado me entregó un papelito en el que se me consideraba apto sin haber pasado aún ni una sola prueba.
Con todo, según está el patio (el ruedo ibérico), me temo que gran parte de nuestros políticos no superaría el examen ni aunque sus sesudos asesores estuvieran soplándoles las preguntas por el pinganillo. El test provocaría tal debacle que no quedaría otro remedio que convocar elecciones anticipadas.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Cuatro corazones con freno y marcha atrás

Enrique Jardiel Poncela es un nombre imprescindible en la evolución del teatro español del siglo XX. Excéntrico y manirroto, gozó de enorme y merecida fama en su época. Su humor, absurdo pero comprensible y degustado por una inmensa mayoría, destila genialidad ya en los títulos de sus obras: las novelas Espérame en Siberia, vida mía y ¿Pero hubo alguna vez once mil vírgenes? o sus comedias Madre (el drama padre) y Los ladrones somos gente honrada.

Hace dos o tres semanas he terminado de leer Cuatro corazones con freno y marcha atrás en la edición de Fernando Valls y David Roas, que demuestran sus vastos conocimientos de la obra completa de Jardiel en las notas a pie de página con una prolijidad que al principio distrae y más tarde irrita. Pero ése es otro tema.

Cometí el error de comenzar la lectura de Cuatro corazones... en una guardia de clase (en la que milagrosamente pude leer sin demasiadas interrupciones) y lo pasé bastante mal procurando disimular la risa: el primer acto de la comedia es absolutamente desternillante. De ahí que no recomiende su lectura en tanatorios, juicios de faltas y, en general, en todas aquellas situaciones que requieran un mínimo de seriedad y compostura.

A medida que avanza la acción, la obra decrece en gracia, pero gana en profundidad filosófica, y el interés permanece y se renueva hasta el desenlace final, que muestra la habilidad de Jardiel para la comedia y la sátira. Sus fobias hacia ciertos oficios y condiciones humanas entroncan con la tradición literaria española del Siglo de Oro, encarnada principalmente en la figura de Quevedo: ambos comparten su aversión hacia los médicos, y Jardiel sustituye a los alguaciles quevedescos, en notable decadencia, por profesiones de reciente cuño, como los vendedores de seguros.

Toda su obra literaria está destinada a provocar la risa y, sin embargo, y paradójicamente, Jardiel renuncia a definir el humorismo. La frase con la que no lo define (lo indefine o lo desdefine), como tantas otras suyas, es antológica: "Intentar definir el humorismo es como pretender pinchar una mariposa con un palo del telégrafo".

martes, 6 de noviembre de 2007

Nacer o no nacer, ésa es la cuestión

Ante la inminencia del caso, busco en Internet información sobre la nueva baja por paternidad y encuentro una frase que muestra la deshumanización que preside algunas leyes y la crueldad que surge de la definición de hechos o estados sencillísimos de comprender sin necesidad de transformarlos en palabras.
Para ser beneficiario del permiso de paternidad, ha de existir un niño, evidentemente, y neonato, por más señas en el caso de nacimiento. Pero la pregunta que se formula la Seguridad Social es cuándo se considera que una persona ha nacido. Su página web dice lo siguiente:

"Se entenderá como nacido el hijo, cuando tuviera figura humana, y viviere, al menos, veinticuatro horas enteramente desprendido del seno materno."
Lo de figura humana trae reminiscencias de los circos ambulantes del siglo XIX, de la mujer barbuda o del hombre elefante (fantástica película de David Lynch, por cierto). Afortunadamente, los recién nacidos suelen adoptar forma humana, quizá para no asustar a sus padres. Supongo que además les resultará más útil asemejarse a un ser humano que a un tablero de ajedrez. Pero la Seguridad Social necesita asegurarse. Tal vez por eso no considere a un bebé de diez horas de vida como un ser nato. Menuda pesadez: cuando nazca mi hijo, tendré que esperar veinticuatro horas para ser padre. Y yo que pensaba gritarlo inmediatamente a los cuatro vientos...
Información sobre el permiso de paternidad de la Seguridad Social.

lunes, 5 de noviembre de 2007

El rescate

La prensa francesa y parte de la prensa española han criticado hoy el rescate que Nicolas Sarkozy llevó a cabo ayer mismo en el Chad, y no cabe ninguna duda de que el protagonismo que ha adquirido Monsieur le Président en este contencioso no deja de tener cierto afán electoralista y, en cierto modo, populista. No obstante, el éxito de su mediación es innegable, aunque muy probablemente los puntos estuvieran pactados antes de que Sarkozy emprendiera el vuelo hacia Yamena. La cortesía de acercar a casa a las personas liberadas de su país vecino es un gesto que le honra, máxime cuando los ciudadanos de España no pueden votarle en unas elecciones (y mira que cada vez son más los que, al sur de los Pirineos, estarían encantados de poder elegirlo como gobernante).
Con todos sus errores, Sarkozy posee varias cualidades que lo diferencian de los políticos que sufrimos en España: un indudable carisma, una simpatía arrolladora y un admirable afán de solucionar los conflictos humanitarios que surgen en diversos países del mundo (lástima que en Francia no actúe de la misma forma). Y ahora que su mujer no puede ayudarle en esa encomiable tarea, el presidente francés no tiene otro remedio que solucionar estos asuntos en persona.

A mí, particularmente, me encantaría que, en un trance semejante, cuando en mi país estuvieran seguros de que me están encausando injustamente, mi gobierno se esforzase por todos los medios en lograr mi liberación. Y que el presidente en persona, con el avión gubernamental, el Air Force One español pagado con los impuestos de todos los contribuyentes, viniera en mi busca, sería todo un símbolo. Eso es, en realidad, lo que me parece más interesante de la actuación de Sarkozy: el mensaje de que todos los resortes del estado se ponen en funcionamiente cuando uno de sus ciudadanos se encuentra en peligro.

Lo que hubiera ocurrido si la solución del caso hubiera dependido de la diplomacia española o de nuestro gobierno pertenece al mundo de los futuribles al que tan apegados están aquellos que gustan de decir cosas que no pueden ser demostradas. Pero, por si acaso, si una situación similar me ocurriera en mis viajes al extranjero, ya no gritaré a los cuatro vientos aquello tan manido de "Soy ciudadano americano". Al contrario: si mis malos pasos me llevan a tan inhóspito calvario, pediré un crepe y un ricard, pondré un incofundible acento parisino y pronunciaré con desusada calma: "Je suis français. Díganle a Sarkozy que venga a buscarme".

domingo, 4 de noviembre de 2007

Los tripulantes del Girjet detenido en Chad o la fuerza del sino

Nicolas Sarkozy estará volando en estos momentos hacia París. Antes, ha dejado en Madrid a las cuatro azafatas que han salido del infierno en el que se ha convertido un rutinario día de trabajo en una profesión sin apenas peligros. Un viaje al Chad para cumplir con una misión humanitaria se ha convertido posiblemente en la peor experiencia de sus vidas. Para el piloto, el copiloto y un ayudante de vuelo, la pesadilla aún no ha concluido. Retenidos en el Chad, se enfrentan a penas que podrían llegar a los veinte años de trabajos forzados por una terrible veleidad del destino.
En la literatura y en la vida real hay casos semejantes de personas que viven una existencia feliz hasta que de repente y sin explicaciones se ven envueltas en unos acontecimientos que les son ajenos, pero que por alguna causa marcan, cuando no destrozan, sus vidas. Estoy recordando ahora a Cary Grant en la magistral película de Alfred Hitchcock Con la muerte en los talones (cuyo título original es el incomprensible North by Northwest). Cary Grant (más popularmente Gary Grant) encarna a un ejecutivo que por una curiosa confusión es tomado por un agente imaginario que sigue los pasos de una peligrosa organización criminal. Dicha organización no tardará, por supuesto, en intentar acabar con su vida. A otros personajes de ficción les ocurre lo mismo, como a los personajes principales de La hoguera de las vanidades de Tom Wolfe. Sus protagonistas ven truncada la vida fácil de ricos a la que están acostumbrados simplemente por equivocarse en la salida de una autopista americana e ir a parar a uno de los peores barrios de la ciudad.

Pero los golpes fatales del destino (o la fuerza del sino que tanto persiguió al pobre don Álvaro del Duque de Rivas) afectan a los hombres de carne y hueso de la misma manera que a los seres imaginarios. El brasileño Jean Charles de Menezes iba tranquilamente en el metro en un día tan normal para él como otro cualquiera cuando recibió varios disparos de la policía por parecerse (o parecerles a los agentes que se parecía) a un buscadísimo y peligrosísimo terrorista islámico. Muchos viajeros ingenuos han sido encarcelados en lo que habrían de ser unas inolvidables vacaciones por aceptar facturar taimadas maletas ajenas repletas de estupefacientes o, simplemente, porque alguien introdujo con disimulo drogas en su equipaje. Me viene a la memoria la gallega de Cancún, famosa posteriormente por otras razones.

Lo que está padeciendo la tripulación española del Girjet, liberada a medias, obedece a una jugarreta del azar, a las asechanzas, siempre malévolas, jamás ingenuas, de una providencia que juega con unos seres humanos que viven como si fueran inmunes a estas desagradables vueltas de la fortuna (el Laberinto de fortuna), como si el decurso rutinario de su experiencia vital fuera inabarcable, no tuviera fin.

viernes, 2 de noviembre de 2007

Foto sin metáfora: el puente nuevo de Palma del Río

El avezado lector de La Blogse habrá deducido de la imagen que este blog se va de puente estos días, como ocurrió en el del Pilar, con la foto del Ponte de Vasco de Gama, de Lisboa; pero, en este caso, querido lector, se ha pasado usted de listo. En esta foto, hecha hace apenas unas horas, aparece el nuevo puente de Palma del Río. Aún se encuentra en obras, como puede apreciarse en la imagen, pero en un par de meses estaremos estrenándolo, eso sí, con medio año acumulado de retraso. ¿Qué obra pública no sufre retrasos hoy día? Que se lo pregunten a Magdalena Álvarez.
Pero hablábamos del puente nuevo de Palma del Río. Por haber, hay otro que atraviesa el Guadalquivir, estrecho y antiguo, mitad de piedra y mitad de hierro, por el que los usuarios de la estación de Renfe, al otro lado del Guadalquivir, se juegan la vida a diario. Cuando hay niebla, los viandantes parecen fantasmas que exhala el río.

Todos los pueblos del mundo tienen una reivindicación de infraestructuras que no llega nunca, pero que parece estar proyectándose a diario. En Palma del Río, la reivindicación era un puente nuevo, ancho, casi diría que navegable. Cuando vine a visitarla por primera vez, allá por el año 2001, me topé de bruces con la romería de la Virgen de Belén y, por tanto, con el único acceso por la carretera vieja Córdoba-Sevilla cerrado. La Guardia Civil me indicó el desvío que debíamos tomar para entrar en la ciudad: unos diez kilómetros. Ese mismo año, un compañero del instituto me habló del puente. Supuse que, en el imaginario colectivo de Palma del Río, el nuevo puente sobre el Guadalquivir (porque la ciudad tiene otro río, el Genil) desempeñaba el mismo papel que en Medina de Rioseco representa la autovía Valladolid-León.

De momento, la reivindicación palmeña se cumplirá en Navidad como si fuera un regalo de Reyes. Sólo nos quedará entonces disfrutarlo con salud.

jueves, 1 de noviembre de 2007

De Andalucía a Castilla con Antonio Machado, en el día de Todos los Santos

Al fondo, el cementerio de Medina de Rioseco

A JOSÉ MARÍA PALACIO

Palacio, buen amigo,
¿está la primavera
vistiendo ya las ramas de los chopos
del río y los caminos? En la estepa
del alto Duero, Primavera tarda,
¡pero es tan bella y dulce cuando llega!...
¿Tienen los viejos olmos
algunas hojas nuevas?
Aún las acacias estarán desnudas
y nevados los montes de las sierras.
¡Oh mole del Moncayo blanca y rosa,
allá, en el cielo de Aragón, tan bella!

¿Hay zarzas florecidas
entre las grises peñas,
y blancas margaritas
entre la fina hierba?
Por esos campanarios
ya habrán ido llegando las cigüeñas.
Habrá trigales verdes,
y mulas pardas en las sementeras,
y labriegos que siembran los tardíos
con las lluvias de abril. Ya las abejas
libarán del tomillo y el romero.
¿Hay ciruelos en flor? ¿Quedan violetas?
Furtivos cazadores, los reclamos
de la perdiz bajo las capas luengas,
no faltarán. Palacio, buen amigo,
¿tienen ya ruiseñores las riberas?
Con los primeros lirios
y las primeras rosas de las huertas,
en una tarde azul, sube al Espino,
al alto Espino donde está su tierra.
Baeza, 29 de abril de 1913.
Campos de Castilla.
Todos los santos, Diego Fernández Magdaleno