lunes, 21 de enero de 2008

El patrón sin barca.

Ayer fue el día de S. Sebastián, el patrón de Palma del Río. El hecho no dejaría de entrar en la normalidad de cualquier pueblo si no fuera porque parte de la población palmeña ignora que S. Sebastián es el santo patrón de su localidad.
Ayer, una hermandad recuperó una procesión que había dejado de salir a la calle desde hacía más de 50 años. Tal abandono es, si cabe, más doloroso porque la Virgen de Belén, la patrona, disfruta, no de una, sino de varias procesiones al año que la conducen a las principales iglesias del pueblo. San Sebastián, en cambio, fue perdiendo galones. Su día dejó de ser festivo en lejano año y se trasladó a la resaca posterior a la feria de mayo. San Sebastián fue perdiendo galones, digo, su día de fiesta y hasta su procesión, y ha ido acumulando polvo, telarañas y tristeza mientras veía con los ojos llorosos el paso triunfal de la Virgen de Belén jaleada a gritos por el fervor de sus devotos.
Ayer, sin embargo, los cohetes pregonaron la festividad de un santo que, tras décadas de olvido, volvió a sentir en la calle el calor de sus fieles.

jueves, 17 de enero de 2008

El puritanismo, lo políticamente correcto y una profesora inglesa

Un colegio inglés ha suspendido de su cargo a una profesora por participar en un anuncio en el que aparecen algunas escenas eróticas. Dos años antes de comenzar su actividad docente, Sarah Green se metió en el papel de una secretaria que sucumbe a los encantos de un albañil.
La incomprensible reacción de los padres de los alumnos y la decisión adoptada por la dirección del colegio no son sino una muestra más de la regresión de las libertades que sufre el individuo en las sociedades actuales, democráticas, tolerantes y multiculturales, pues tanto unos como otros saben perfectamente que haber protagonizado un anuncio erótico ni invalida ni disminuye la capacidad de la profesora para ejercer su trabajo, más aún porque el vídeo no es pornográfico, ni ofensivo (la mujer ni siquiera sale desnuda) y pretende convencer ingeniosamente al espectador de que la ropa de trabajo que se promociona es capaz de soportar desafíos como los que provocan las relaciones sexuales entre la secretaria y el albañil.
Subyace a esta polémica el secular puritanismo inglés, cuyas consecuencias más evidentes pueden observarse en muchas discotecas ibicencas, pero también la intolerancia que últimamente acompaña con extraordinaria virulencia a lo políticamente correcto, esa nueva Inquisición ponzoñosa que envenena sin remedio a las sociedades supuestamente libres.
A la falta de intimidad que criticaba esta semana Javier Marías en EPS se une un retroceso inaceptable de las libertades individuales. En Inglaterra, algunos imbéciles adeptos a esta nueva religión se han permitido el lujo de sentenciar en juicio sumario a una persona que no ha cometido ninguna falta. Su deleznable e intolerante actitud es la que merece la más enérgica de las condenas.

martes, 15 de enero de 2008

De cajón


Anoche tuve, más que una pesadilla, un mal sueño. Recuerdo que soñé que aparcaba mi coche en una estación de servicio. Eché la vista al cielo y comprobé que el litro de gasolina costaba un euro. Después me fueron ocurriendo cosas desagradables. Cuando me desperté, supe que había sufrido tontamente, por mi mala cabeza, como José Agustín Goytisolo. ¿Cómo no me di cuenta? ¿La gasolina a un euro? Un sueño. Elemental, querido Watson...

domingo, 13 de enero de 2008

Para que yo me llamara Ángel González


Descubrí la poesía de Ángel González en la adolescencia, en la colección de Letras Hispánicas en la que por aquella época conocí la obra de otros miembros de su generación, la generación de los '50 (aunque quizá hubiera sido más apropiado llamarla de los '60, si es que el concepto de generación no ha quedado hoy día suficientemente trasnochado). De sus compañeros me gustaba sobre todo la poesía de Claudio Rodríguez, la de Gil de Biedma y la de Alfonso Costafreda, además de la de Ángel González, y eso que su obra era radicalmente diferente de la de los poetas que lo rodeaban.

Hace tiempo que le perdí la pista (no como a Claudio Rodríguez y a Gil de Biedma, a los que vuelvo de vez en cuando), pero recuerdo que de su poesía me encantaban la belleza rítmica que aportaban las asonancias leves. Y sus ideas.

Ángel González deja un recuerdo imborrable de obra y de vida, algún poema mítico ("Para que yo me llame Ángel González") y uno de los mejores y más descriptivos títulos que jamás haya podido tener un poemario: Sin esperanza. Con convencimiento, el lema que habría firmado, sin lugar a dudas, cualquier estoico.

viernes, 11 de enero de 2008

Las tropas napoleónicas de Trafalgar


El ayuntamiento de Londres quiere ocupar el único pedestal vacío que queda en Trafalgar Square, una plaza de obligada visita para los turistas que visitan la ciudad y que sirvió en su momento para celebrar la victoria de las tropas británicas en 1805, según Brenda Otero, periodista de El País de nombre sensaciondeviviresco, "contra las tropas napoleónicas". Sé que la memoria histórica (en general, no sólo la que concierne al siglo XX) no es precisamente uno de nuestros puntos fuertes, pero hay casos que rayan con la ignorancia más absoluta. Para información de Brenda Otero, y de los responsables de El País que han dado el visto bueno a esa noticia, la escuadra contra la que se enfrentaron los ingleses estaba formada por más navíos españoles que franceses. Tan español se consideró el combate que los Episodios nacionales de Benito Pérez Galdós comienzan con una novela llamada Trafalgar, y no porque a su autor le gustara mucho ese precioso cabo de la costa gaditana. Debería saber Brenda Otero que en la batalla perdieron la vida ilustres marinos españoles que habían demostrado no sólo su arrojo y su valor en la lucha, sino también unas espléndidas dotes intelectuales fuera del ardor guerrero. Churruca, Alcalá Galiano y posteriormente Gravina fallecieron en Trafalgar, igual que Nelson. España no pudo llenar el vacío que provocó en la armada la pérdida de sus hombres y de sus barcos, entre ellos el Santísima Trinidad, una embarcación mítica. La derrota acabó con el poderío naval español y dejó los mares libres a los navíos británicos.

Que la escuadra franco-española fuera comandada por Villeneuve, almirante a las órdenes de Napoleón, no significa que los ingleses vencieran a las tropas napoleónicas. Los marinos españoles servían a su Rey, aunque ese deleznable y cobarde Rey se hubiera convertido en un súbdito más del ambicioso e insaciable Napoleón Bonaparte. Pero ésa es otra historia.

lunes, 7 de enero de 2008

De vuelta

No puedo creer que mañana tenga que ir a trabajar. Desde hace varios años el último día de todos mis periodos vacacionales lo dedico a atravesar en coche más de media España, en salvar los setecientos kilómetros que separan Medina de Rioseco de Palma del Río. Hoy ni siquiera me he montado en un automóvil. Han sido éstas unas Navidades extrañas por dos motivos: son las primeras que paso como padre y las primeras que paso en Andalucía.
He dejado el blog un poco abandonado. Quizá debí advertir de que La Blogse se tomaba un descansito por Navidad, pero en realidad ésa no era mi intención. Pensaba hacer alguna entrada felicitando las fiestas, el año, los Reyes... Al final no me puse a ninguna de ellas, entre otras cosas porque apenas he entrado a Internet. Agradezco todas las felicitaciones. Espero que hayáis pasado unas fantásticas fiestas, que los Reyes Magos hayan dejado buena cosecha al pie de vuestras camas y que este año os depare extraordinarias (y felices) experiencias.
Tras estas vacaciones, La Blogse ataca de nuevo. Somos el Anti-Almendro: volvemos a casa después de Navidad.