miércoles, 3 de diciembre de 2008

Cumpleaños (o cumpleaño) de Diego

He estado tan ocupado con las evaluaciones (que en mi instituto se han adelantado a esta semana por mor de la asistencia de los alumnos los últimos días -como si la mayoría no asistiera per se-) que entre corregir exámenes y hacer cuentas para poner las notas no me ha dado tiempo a celebrar en el mundo bloguero el cumpleaños de Diego (cumpleaño sería más exacto), que fue el domingo. Los cambios que se han operado en estos 366 días de año bisiesto quedan muy claritos si se comparan las fotos de esta entrada con la que colgué cuando nació. Diego pesa ahora tres veces más y ha ganado un 50% de estatura. Si aprovechásemos igual todos los años de nuestra vida...

Diego, pasándoselo en grande con su mesa de actividades parlanchina.


Diego, con su gorrito y su cazadora, preparado para afrontar valientemente un gélido día de invierno (perdónese el exceso de flash).

martes, 25 de noviembre de 2008

Traducciones literales I (el aguijón en el vocablo)

Con las elecciones de EE.UU. y el flamante equipo de gobierno que día a día vamos leyendo en la prensa y vemos en televisión e internet compruebo por enésima vez la pereza mental que inunda el periodismo cuando se trata de traducir términos de otros idiomas (en particular, del inglés) al nuestro. Aunque el periodista cuenta con la dificultad (y la excusa) del apresuramiento, de la inmediatez, lo cierto es que la traducción literal asoma la cabeza en novelas y otros textos que pueden estudiarse con más detenimiento, como contaba hace ya tiempo Javier Marías en El País Semanal.

La rapidez que implica la noticia no exime al periodista de la falta que comete cuando se incurre en ella hasta la saciedad o cuando se repite mecánicamente sin reparar en su significado en español o en que ya existen las palabras precisas en castellano para denominar aquello que ha de traducirse. Las traducciones literales al principio chirrían, pero luego se van adaptando a nuestro discurso. Nuestros oídos, desde luego, se acostumbran a todo.
El día de las elecciones americanas los oídos me lloraban ya de escuchar continuamente las palabras "votos electorales" y "votos populares". Venían a mis oídos y se enseñoreaban de ellos como música de las estrellas. Y en el hartazgo que se iba apoderando de todo mi ser, acabé reflexionando sobre el significado de "votos populares" y "votos electorales". ¿Qué coño quería decir eso? Deduje por mis propios medios que el sintagma "votos populares" venía a referirse a lo que en España llamamos "votos" a secas, y los "votos electorales" a lo que denominamos "escaños" o bien en este caso "delegados". ¿Por qué entonces repetir continuamente eso tan americano de "votos electorales" y "votos populares" si tenemos prácticamente que imaginarnos su significado?
(Continuará)

martes, 18 de noviembre de 2008

En la cumbre


De nuevo La insoportable levedad del ser me da claves para interpretar cumbre que se ha celebrado este fin de semana en Washington. Hace ya unos días comparé el casi lúbrico deseo de ir a la cumbre de nuestro presidente (a quien desde aquí felicito por este éxito) con la levedad de Parménides y el peso de Beethoven, dicotomía que explica Kundera en su novela. Ahora, son las fotos del encuentro las que traen a mi memoria una parte de esta obra, que cuenta las relaciones de dos parejas cuyos miembros, en un momento u otro de sus vidas, entran en contacto.

Franz, el personaje que menos páginas ocupa de los cuatro, es un profesor suizo casado con una mujer a la que no quiere y amante de una pintora llamada Sabina que fue amante a su vez de otro protagonista de la historia, Tomás. Cuando Franz abandona a su esposa, Sabina lo abandona a él, pero el profesor, en vez de hundirse en una depresión severa, se siente reconfortado: por primera vez en su vida puede tomar decisiones por sí mismo.

Con el tiempo inicia una relación amorosa con una alumna suya, pero sigue guardando por Sabina un amor más allá de las cosas, un amor semejante al que mantenía según las normas del amor cortés medieval el amante con su dama. Como prueba de ese amor descabellado, Franz acepta acompañar una protesta en Camboya para pedir a sus autoridades que permitan el paso a un grupo de médicos para atender a la población civil.

El grupo se aproxima a la frontera y una traductora pide que dejen entrar a los médicos. Se suceden los segundos, caen los minutos uno tras otro, pero desde el otro lado del río que hace frontera todo es silencio o, peor aún: indiferencia. "Franz comprendió de pronto que todos eran ridículos, él y los demás, pero aquella comprensión no lo separaba de ellos, no lo llenaba de ironía, al contrario, era ahora cuando sentía por ellos un inmenso amor [...]. ¿Qué más puede hacer esa gente que teatro? ¿Les queda alguna otra posibilidad?".

Los miembros del G20 se enfrentan a una situación desconocida que difícilmente puede solucionarse en reuniones como las de este fin de semana. Es imposible tomarse un café con churros por la mañana, como ha dicho Solbes muy socarronamente, y salir por la tarde con el capitalismo refundado. Quizá esta cumbre no sea más que puro teatro. Pero, como a Franz y a sus compañeros de marcha, ¿acaso les queda otra posibilidad?
Foto de www.rtve.es

jueves, 13 de noviembre de 2008

A los troyanos lo de los troyanos y a los aqueos lo de los aqueos

Es curioso cómo una mala traducción, una interpretación errónea o una elisión más o menos voluntaria puede cambiar radicalmente la realidad. 
Según la Ilíada, los troyanos sufrieron un asedio que se prolongó nada menos que nueve años, momento en el cual se manifiesta la cólera de Aquiles. El asalto a la ciudad, mítica durante siglos, es una obra maestra de la astucia sobradamente conocida. Los troyanos aceptan un caballo envenenado (con un rico mundo interior, diría algún psicoanalista contemporáneo) que lleva en sus entrañas, como una madre, la destrucción de la ciudad. Y, sin embargo, paradójicamente, en informática reciben el nombre de troyanos aquellos programas que se instalan inadvertidamente en los ordenadores y controlan los movimientos o las páginas que visitan sus usuarios. Los troyanos son, pues, programas espía que llevan a cabo una labor semejante a la que desempeñó el caballo de Troya en la Ilíada, pero no los troyanos, que precisamente fueron sus víctimas (que se lo digan a Eneas, por ejemplo), ya que el animal de madera fue obra de los aqueos. 
Dice la Wikipedia, que hoy parece necesitar de nuestra ayuda (pretenden recaudar seis millones de dólares en todo el mundo, ni más ni menos), que la palabra troyano, con esta acepción, procede directamente del trojan horse inglés, 'caballo troyano' literalmente, expresión de la que por economía lingüística, supongo, o por ecología, se eliminó el caballo
Internet ha convertido a los troyanos en invasores. Cómo se nota que ni Las troyanas de Eurípides ni la Ilíada están en los primeros puestos en las listas de venta de libros...

lunes, 10 de noviembre de 2008

¡Me he convertido en un personaje de Los lunes al sol!


A veces desayuno en un bar de La Puebla de los Infantes que está junto a la Plaza de la Virgen de las Huertas. A esas horas, sobre las ocho y veinte de la mañana, suelen poblar el local cuatro o cinco parroquianos que dedican su tiempo a mirar al vacío mientras se beben un copazo de anís del Mono o de la Castellana, o un licor de guindas Miura de la vecina Cazalla de la Sierra. En la barra, los cafés corren mayor peligro de extinción que el lince ibérico.

La semana pasada pedí mi café con leche y mi tostada de rigor. A mi lado, un tipo joven que trabaja en la Caixa de enfrente comentaba que su compañero llevaba una semana sin ir al trabajo porque estaba disfrutando del nuevo permiso de paternidad.

- ¿Quince días? ¿Pero es que ha parío él? -preguntó socarronamente el camarero.

Cuatro jornaleros que desayunaban su copita de aguardiente (hay que recordar que el desayuno es la comida más importante del día) se inmiscuyeron en la conversación. Uno contó un caso de un trabajador que había tomado la baja de paternidad.

- Al volver le mandaron otra vez a su casita.

A los demás parroquianos les pareció natural la actuación de la empresa. Me pareció una postura curiosa en un pueblo en el que gobierna IU y en el que el PP apenas tiene representación, pero el voto en muchos casos no es que sea secreto, es que es inescrutable (aunque haya que escrutarlo por cojones).

- Es que ahora hay que mimar el puesto de trabajo -continuó otro.

- No, no -terció un tercero- es que tener un trabajo con sus fines de semana, sus puentes, sus vacaciones pagadas... es que no es tan sencillo.

Mordí un trozo de mi tostada aún a medias y miré con atención los rostros de todos los que me acompañaban en el bar. Si hubiera visto a un tipo gordo, con barba y un parecido razonable a Javier Bardem no hubiera dudado ni un instante de que me había convertido sin enterarme en un personaje de Los lunes al sol. Menos mal que nadie recurrió a la etimología de la palabra antípodas: anti podas, 'locon trario'. Si no, habría llegado a dudar de mi propia existencia.

jueves, 6 de noviembre de 2008

El artífice en la sombra de la victoria de Obama.

Todo el mundo está hablando estos días hasta la saciedad de la victoria de Barack Obama, de sus extraordinarias cualidades para la política (esas que, dicho sea de paso, escasean en la mayoría de los políticos), de su capacidad para encauzar los deseos de cambio de su país y de gran parte del mundo en este momento de desconcierto, y sin embargo apenas se ha nombrado a una persona que ha contribuido decisivamente a este momento histórico, un hombre en la sombra sin cuya participación activa estos últimos años hoy no estaríamos hablando de que un negro llega por fin a la Casa Blanca. Sin su ineptitud, sin su estulticia, sin sus rebajas de impuestos a los más ricos, sin su propensión a explotar el miedo de sus ciudadanos, sin las guerras de Iraq y Afganistán, sin sus problemas para deglutir una galleta, sin todo usted, en suma, todo lo que estamos viviendo hoy no habría sido posible. Gracias por todo, George W. Bush.

martes, 4 de noviembre de 2008

S.O.S. ¡No encuentro mi colegio electoral!


Esta mañana me he levantado exultante, pletórico, con más ganas de votar que nunca (si es que alguna vez he sentido tal cosa). Las calles estarán engalanadas, ondearán por doquier banderas de barras y estrellas, y se oirá por todas partes el himno americano entre viandantes obesos y puestos de perritos calientes.

Cojo mi voto, lo guardo cuidadosamente en mi bolsillo y me dirijo con aplomo a mi colegio electoral de referencia, el Hotel Castillo. Allí me recibe un tipo con cara de pocos amigos que me dice que las elecciones no son en España, sino en EEUU, y que ya está harto de repetírselo a la gente. Que como siga así la cosa cierra el chiringuito y se pira con viento fresco.

Desde la alegría angelical de la mañana, mi cara va transformándose lentamente en una mueca de enfado indisimulable, de indignación generalizada contra el mundo. O sea que me he estado tragando horas y horas de campaña electoral, periódicos, revistas, televisiones, amigos, que si Obama se echaba unas risas en Illinois, o que si McCain daba un mitin en un maldito McDonalds de Ohio, y resulta que yo aquí ni pincho ni corto, que no puedo ni depositar un papel en una urna, que no puedo ni opinar. Por Dios, nos han bombardeado con más virulencia que en nuestras propias elecciones. Eso me dará derecho a algo, ¿no? Todos los presentadores de telediarios, radios, corresponsales de periódicos, etc., en Washington, programas especiales, suplementos etc., etc., ¿y nosotros no tenemos ni voz ni voto? Manda huevos. ¡Qué decepción más grande!

Después de hoy, tengo clara una cosa: a mí que no me vuelvan a llamar para votar en otras elecciones americanas. ¡Coño!

sábado, 1 de noviembre de 2008

En el día de los Santos

DEL DOCTOR JUAN PÉREZ DE MONTALBÁN,
A LOPE FÉLIX DE VEGA CARPIO, ENCARECIENDO EL DESEO QUE TUVO DE QUE VIVIERA.
Si a darte vida mi dolor bastara,
con mi dolor de mi dolor muriera,
y porque mi dolor el mayor fuera,
géneros nuevos de sentir buscara.
Si la vida se diera o se prestara,
la mitad de mi vida te ofreciera,
o toda, porque celos no tuviera
la otra mitad que huérfana quedara.
Y si el alma pudiera en tu agonía
restituir tu vida con la suya,
abrigando en su ardor tu sangre fría,
aunque a desdén mi vida lo atribuya,
te diera liberal el alma mía
por mejorarla con hacerla tuya.

jueves, 30 de octubre de 2008

Politiqueos

Ha causado escándalo en cierta parte del periodismo nacional la imagen del Congreso de los Diputados prácticamente desierto en una sesión plenaria destinada a debatir un asunto crucial para el país: el paro. Aunque hacer novillos nunca es justificable, lo cierto es que los diputados pueden esgrimir tres causas atenuantes en este caso concreto:
El ponente para tan alta ocasión no era otro que Pedro Solbes, no demasiado apreciado en su círculo como showman precisamente. Sabiendo que sus discursos suenan más bien como el arrullo de una madre o como la nana de una abuela, los diputados de todos los partidos prefirieron quedarse dormidos en casa y ahorrarse la canción de cuna y el espectáculo de ojos cerrados, boca abierta y ronquido suelto que podrían haber dado en el Congreso.

¿Cómo se puede pretender, por otro lado, que los diputados asistan a un pleno matutino (palabra preferida de mi hermano Álvaro en su infancia) en el que no participa ninguna de las estrellas de esta farándula? Es como ir a ver una película porque actúa Mar Flores. Cuando los primeros espadas no salen al ruedo, lo mejor que pueden hacer los subalternos es quedarse en casa. Sin líder, no somos nada (o nadie nos controla).

Y, por último: ¿cómo podemos escandalizarnos de que los diputados no vayan a trabajar (aunque cobran igualmente, ¿no?) si en la política ocurren todos los días cosas más graves? (eso sin contar con que el mejor favor que muchos políticos pueden hacerle a España es precisamente no hacer nada).

El otro día, sin ir más lejos, me contaba un compañero del instituto un caso especialmente abominable. En una ciudad andaluza se entregaban más de cien pisos de protección oficial. Uno de ellos le había "tocado" a mi compañero. Tamaña ocasión no podía desperdiciarla el Señor Alcalde de la ciudad en cuestión (los pagará él de su propio bolsillo, ¿no?), que se personó en el acto con la parafernalia de rigor. Pero el tipo debía de tener algo de prisa, problemas de agenda o una inoportuna gastroenteritis, vaya usted a saber, y quería irse del lugar rápido pero con las fotos hechas, al menos tres o cuatro. Así que, ni corto ni perezoso, indica a los organizadores del evento por quiénes debe comenzar el reparto de llaves. ¿Se lo imaginan?

- Primero los de sillas de ruedas.

Hay que ser muy hijo de puta...

lunes, 27 de octubre de 2008

Hacer cumbre

El gobierno español ha lanzado una ofensiva para que España participe en una cumbre que ya ha ocupado en unos días más páginas que la mítica del Everest en siglos. A Zapatero le está costando alcanzar la cima. Intenta contratar a algún sherpa para que le ayude en la ascensión, pero se encuentra con más de una negativa porque un lejano día se enemistó con el sherpa mayor (el mayor, pero no el más listo, desde luego).
En La insoportable levedad del ser, Milan Kundera expone dos visiones antitéticas sobre la levedad. Parménides de Elea, firme defensor de los opuestos, opinaba que el contrario (como en los gemelos) positivo era la levedad, mientras que Beethoven prefería el peso, la masa, la fricción con la tierra. Para Beethoven la levedad era ligereza, frivolidad; para Parménides, ascensión y espíritu.
Zapatero podría aprovechar la levedad para ascender hasta la reunión de los líderes mundiales, pero, paradójicamente, para tomar la cumbre hay que tener peso, materia, cuerpo, hasta envergadura, y eso no lo tiene Zapatero ni lo ha tenido España (qué se le va a hacer) en los últimos siglos. Por eso Zapatero no entiende a su ministro de Economía, al viejo marino al que le importa un bledo que España no figure donde no ha estado nunca mientras él pueda saborear el humo de su pipa, al vicepresidente que rumia la supremacía de la levedad de Parménides; y por eso se reconcome en la Moncloa, mordiéndose las uñas, llamando a mil puertas rocosas que devuelven palabras sin significado, sintiendo en sus carnes como ningún otro la insoportable levedad de ser presidente del gobierno español.

martes, 21 de octubre de 2008

Pruebas generales de diagnóstico (y 2)

Después de la primera parte de la prueba, todos disfrutamos de un merecido descanso de quince minutos que algunos quisieron aprovechar un poco más de lo que el reloj decía, como, por otro lado, era de prever. Eso se llevaron por delante, porque lo que se les venía encima era un iceberg ciclópeo, una nube plomiza y cenicienta, un huracán con ojo humano de proporciones delirantes.
    Los alumnos habían descifrado poco o nada de lo que Pilar Limón, la ácida mujer del 112, había explicado una hora antes, pero se quedaron realmente estupefactos cuando sonó la segunda pista del disco compacto, una canción de los '80 con un par de guitarras gimoteando su desafinación y una batería que se desgañitaba como un enfermo de Parkinson sobre ellas y sobre la voz del cantante. La blueslería en cuestión se llamaba "Pasa la vida", la misma que cantaba María Teresa Campos en su homónimo programa de televisión, pero en la versión original de Pata Negra. 
   Aparte de mostrar el escaso gusto musical del personal que ha elaborado la prueba (otro año nos regalaron los oídos con una canción de Andy y Lucas), al cantante de Pata Negra apenas se le entendía entre la marabunta fónica de las guitarras y especialmente de la batería del grupo. A veces parecía que el percusionista se había metido un par de cajas de anfetaminas entre pecho y espalda.
    La canción no es muy portentosa en sí y la letra, aunque más jugosa que la de las manos de Andy y Lucas, tiene poco de donde rascar, pero, sin entender ni Pamplona, responder a la pregunta más sencilla resulta harto complicado. Además la cancioncita tiene largas partes instrumentales que no facilitaban precisamente el control de los chavales (que aprovechaban esos momentos para hacer interpretaciones personales a la letra: pasa la noria se convertía en pasa la boya y en pasa la droga.)
   Con todo esto, tengo la sensación de que las pruebas de diagnóstico de este año, al menos en mi instituto, no van a arrojar unos resultados muy halagüeños. Esta semana lo sabré, ya que nos obligan a corregirlas a los departamentos correspondientes sin que nadie nos dé ni las gracias. Gajes del oficio.


viernes, 17 de octubre de 2008

Pruebas generales de diagnóstico

Otra vez a vueltas con la dichosa prueba general de diagnóstico. Este año, aparte de las ya tradicionales de matemáticas y comunicación lingüística (ni siquiera se toman la molestia de llamarla como la asignatura: lengua castellana y literatura), la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía ha añadido una prueba más, que nuestro director denominó de "conocimientos", con lo cual supuse que los chavales tendrían que responder a las preguntas de lengua y matemáticas más con el corazón que con la cabeza. En realidad, a la prueba de ciencias naturales le han puesto un nombre tremendamente alambicado que ya ni recuerdo pero que tenía algo que ver con la interacción con el medio físico. Hay que ver lo retorcidos que pueden llegar a ser algunos jerarcas de la educación.
   Ayer se celebró el examen de comunicación lingüística, y voto a Dios que su contenido es digno del más transgresor vanguardismo. ¡Cómo cambian las preguntas de un año a otro! El año pasado había una grabación extraída de la radio de una lucentina que se quejaba de un problemilla que había sufrido su hijo con la DGT; este año había una grabación extraída de la radio de una andaluza que describía la labor del 112 y daba algún que otro consejo. El año pasado, los alumnos debían detectar en la grabación extraída de la radio rasgos dialectales en el habla de la lucentina; este año, los alumnos debían detectar en la grabación extraída de la radio rasgos dialectales en el habla de la responsable del 112. 
    Nada nuevo bajo el sol, pues. Como comentamos el año pasado (Dios mío, ya ha pasado prácticamente un año), es curioso que todos los años la Consejería pregunte por las hablas andaluzas en unas pruebas en las que no hay ni un solo contenido, ni teórico ni práctico, del estudio de la lengua que se salga de la comprensión y expresión lectora. Como conozco cómo funciona cierto personal, ya me esperaba la pregunta, y no tuve que esperar mucho para encontrarla: era la primera. 
    Por su parte, los alumnos tampoco se enteraron demasiado, porque la mujer del 112 adoptaba en general los rasgos del castellano normativo con la salvedad de la aspiración de la s en posición implosiva y poco más, y eso a los chavales no les sonaba a su andaluz cotidiano. "Habla normal" y "No me he enterado de nada" fueron los comentarios más extendidos sobre la grabación.
   Ý todavía les (nos) quedaba por sufrir lo peor, que contaré en otra entrada, porque de recordarlo sólo se me está poniendo el vello como el del erizo de los seguros.
    

lunes, 13 de octubre de 2008

Memento mori

 - ¿Qué hay después de la muerte? -me pregunta a bocajarro un alumno de refuerzo de lengua de tercero de ESO, 14 años, moreno rizado, regordete, cara de bonachón.
   Y yo, que a veces siento apuro al explicar las Coplas de Jorge Manrique a la muerte de su padre, viéndolos a ellos tan jóvenes, tan lozanos, tan ajenos al descanso eterno, sólo acerté a responderle una obviedad:
    - Eso no lo sabe nadie, caballero.
    Pero la pregunta no le resultó tan obvia a una compañera suya, 15 años, delgadita, rubia con media melena, movida como un nervio, porque, mientras su compañero aseguraba pensar en ello con frecuencia, ella, impertérrita, como si no estuviera contestando al mayor arcano que tiene delante de sí la humanidad entera, sin darse la menor importancia, pues, suelta:
   - Pues claro que hay vida después de la muerte. Como que a mí se me ha aparecido mi abuela. Y más de una vez.
   La respuesta me pareció tan sorprendente como para detener el curso natural de la clase.
   - ¿Cómo que se te ha aparecido tu abuela? -inquirí.
   - Que sí, que sí - terció otra compañera, 16 años, morena, algo entrada en carnes y en ese momento palidísima- que yo también vi a una conocida mía.
   Indagando un poco más, pude saber que la muchacha de 15 años había dormido unas noches en la habitación en la que descansaba su abuela y en la que tal vez dejó el siglo, la pobrecilla. Su nieta no pudo soportar las tinieblas de su cuarto y, acunándose compulsivamente de un lado a otro de la cama, consultando sus miedos con la almohada, acabó por proyectar la figura de su abuela en el negror de la noche como en un negativo de una pantalla de cine. Pura aprensión.
   Intenté explicárselo a mis alumnos procurando no desvanecer las ansias de inmortalidad del chaval al que la muerte inquietaba con algo de premura, pero no creo que lo consiguiera. Al fin y al cabo, no podemos dejar de ser esclavos de nuestros miedos.

    
In ictu oculi de Juan de Valdés Leal. Hospital de la Caridad, Sevilla.
Arriba, Vanitas, de Pieter Claesz.

viernes, 3 de octubre de 2008

Palabras perdidas (II): El delincuente honesto (o los ladrones somos gente honesta)

Parece que la misma suerte que está corriendo la palabra viajante, de la que hablamos aquí en días pasados, le espera a mi pobrecito adjetivo honrado y a su sustantivo correspondiente, honradez, de manera que habrá que modificar en las adaptaciones de los clásicos el nombre de las obras de teatro y escribirlas tal y como aparecen en el título de esta entrada. El delincuente honrado y Los ladrones somos gente honrada han muerto; vivan El delincuente honesto y los ladrones honestos.

Llevo varios días explicando a mis alumnos que la lengua y la literatura son productos de la sociedad que las crea y, pensando en el porqué de tamaña desaparición o de tamaña sustitución, por decirlo más exactamente, quizá se deba a que el mundo de hoy es menos honrado que el de ayer (véase Lehman Brothers and company), pero, por otro lado, tampoco puede decirse que sea más honesto.

En el diccionario de la RAE, honesto aparece como sinónimo de honrado sólo en la cuarta y última acepción. Honesto era, principalmente, la persona pudorosa o decorosa. Pero la diferencia con honrado ha acbado por desaparecer, así que los hablantes han optado por eliminar una de ellas, especialmente políticos y periodistas, que es de quienes ha partido esta asimilación.

Quizá se haya preferido honesto a honrado porque la honradez se asocia un poco a la pobreza. De ahí la frase "Soy pobre pero honrado", que algunos cambian por la más expresiva "Soy pobre pero limpio", como si hubiera alguna oposición entre ambas palabras. Es la honradez del villano, la honra que proclama poseer Pedro Crespo en El alcalde de Zalamea, Peribáñez y tantos otros personajes de nuestro teatro clásico y que algunos mandamases le negaban al pueblo.

Pero yo ya he aprendido la lección. Si los ricos son honestos, habrá que imitarlos, a ver si nos cae algo. Aunque, pensándolo bien, no entiendo por qué se dice lo de "Soy pobre pero honrado". Más adversativa sería, sin duda, y más en los tiempos que corren, si dijera: "Soy rico, pero honesto".


Gaspar Melchor de Jovellanos, autor de El delincuente honrado.

martes, 30 de septiembre de 2008

La princesa que no quería hacer croquetas

Se ríe o se queja o se sorprende la gente de que el ministerio de Igualdad, o sea, la ministra Bibiana Aído más su secretario y su chófer (imagino), proteste contra un anuncio de las letras del tesoro o del tesoro público en el que un tipo se niega a dejar a su Puri porque hace unas croquetas de muerte, lo cual, viendo cómo está el croqueteo nacional en los tiempos que corren, posee una lógica innegable.
La gente se ríe, se queja y se sorprende de la reacción de la ministra, en comandita con una compañera del PP, pero yo la entiendo. No saben ustedes lo duro que es pasarse ocho horazas en el silencio de tu despacho de Madrid, sola, sin los amigos de siempre, que están en Andalucía (alguno de ellos, por cierto, muy influyente), aburrida de no dar golpe, buscando si acaso sin encontrarla nunca la palabra fistro en su ministerial diccionario de inglés.

Las hormigas resuenan como bombas en su vasto despacho. Encerrada en su castillo de marfil, la princesa está triste. "¿Quién fuera Hipsipila, que dejó la crisálida?", piensa Bibiana Aído en su jaula de oro esperando a un príncipe que sepa despertarla.

Y mientras, para entretener la eternidad de su vacío incorpóreo, de su ministerio que es forma pura, como el alma sin cuerpo, se inventa estos jueguecitos o se arroga competencias alejadas de su órbita, como la ley del aborto.

"Pobrecita", dirá Zapatero. "Con lo joven que es... Inventaos algo para que se nos divierta."

jueves, 25 de septiembre de 2008

Juan Pérez de Montalbán y las Lágrimas panegíricas

Escritor de gran éxito durante su corta vida, Juan Pérez de Montalbán se crió rodeado de libros en el establecimiento de su padre, que regentaba una de las principales librerías del reino. Alonso Pérez editaba nada menos que a Lope, a quien le unía una franca amistad entreverada de intereses (mutuos), y Juan, cuarenta años más joven que el Fénix, se convirtió en su más fiel y amado discípulo, lo cual pudo granjearle algunas enemistades en la controvertida y fragmentada república literaria de la primera mitad del siglo XVII.

El ataque más furibundo se lo lanzó Quevedo, quien lo hirió, fustigó, desangró, rebanó, desconyuntó, desolló, reventó y descostiñó en La perinola tras la publicación de una obra miscelánea con visos enciclopédicos que Montalbán tituló Para todos.

Para zaherirlo aún más profundamente, Quevedo lo llamó "retacillo de Lope", algo que, por cierto, siguen manteniendo algunos de los principales manuales de historia de la literatura española. Montalbán se rehízo de las críticas como pudo al amparo de su padre y de Lope, pero unos años más tarde, en 1635, comenzó a sufrir los primeros achaques de la enfermedad que acabaría prematuramente con su vida.

En los años siguientes, el ignoto mal continuó agravándose. José Quintana, un gran amigo suyo, llegó a escribir que la enfermedad le redujo, hasta en el modo de hablar, al estado de niño. A algunos de sus contemporáneos, treinta años después de la publicación de la primera parte de El Quijote, les da por pensar que Montalbán ha contraído el mismo mal que el caballero andante. "Y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el celebro de manera que vino a perder el juicio.”

Sin embargo, Montalbán no recupera la cordura al final de sus días y muere en 1638, tres años después de los primeros síntomas de la enfermedad. Las penosas circunstancias de su muerte provocaron que muchos ingenios de la época, estremecidos, llorasen su muerte y homenajearan al infeliz difunto y al malogrado amigo. El resultado son las Lágrimas panegíricas, una compilación de poemas fúnebres y textos de homenaje a Montalbán, dirigida por Pedro Grande de Tena, amigo del difunto, quien curiosamente ejerció el mismo papel que el propio Montalbán en el homenaje que éste preparó a la muerte de su maestro y mentor: la Fama póstuma a la vida y muerte de frey Lope Félix de Vega y Carpio.

lunes, 22 de septiembre de 2008

El bufón sin alma

Foto de www.elmundo.es

Todas las leyes tienen sus defectos, sus excesos, su endémica politización, etc., y no dudo de que la ley para la recuperación de la memoria histórica tendrá las suyas. Sin embargo, cuando se le pregunta por qué su partido se opone a ella, Mariano Rajoy no da razón alguna, sino que procura eludir la respuesta y se excusa en que él prefiere mirar hacia el futuro, como si el futuro pudiera construirse sin dejar que se restañen las heridas del pasado.
   Por eso me parecen especialmente intolerables e inmorales (algunos que hablan tanto de moral) las declaraciones de este personajillo que preside las Nuevas Generaciones del PP, que en tono de mofa, como si estuviera diciendo un monólogo en el club de la comedia, se permite el lujo de burlarse de las "fosas" y de la Guerra Civil, la "guerra del abuelo", una forma sublime de despachar un conflicto en el que murieron miles y miles de personas.
   Imagino que Pablo Casado no habrá tenido que llevar flores a una asquerosa cuneta en la que tal vez (sólo tal vez) reposaran los restos de algún familiar cercano. Yo, afortunadamente, tampoco. Pero compadezco de corazón a quienes se han visto obligados a ello y exijo que los poderes públicos les ayuden a encontrarlos, si es ese su deseo, o, al menos, que no entorpezcan su búsqueda.
  No veo el daño o el perjuicio que eso puede provocarle a mi jocoso tocayo, ni qué parte del futuro de Rajoy se verá ensombrecido por las pesquisas de los familiares de los desaparecidos durante la Guerra Civil, sean del bando que sean.
   Antígona fue condenada a muerte en su Tebas natal por rebelarse contra la ley , promulgada por Creonte, que le impedía darle a su hermano Polinices las exequias que merecía cualquier difunto. Y como tal ocupa un lugar privilegiado entre las heroínas de la mitología (y de la tragedia) griega.
   Aquí, sin embargo, todavía hay algunos que se burlan sin causa de unas personas que lo único que pretenden es saber dónde yacen sus seres queridos para llevarles flores allí donde se encuentren, para poder enterrarlos con dignidad o, simplemente, para poder reposar junto a ellos en la inmensa eternidad que, sin luces y sin sombras, a todos nos aguarda.

sábado, 20 de septiembre de 2008

Palabras perdidas (I): Muerte de viajante


Gregorio Samsa era un viajante que una mañana cualquiera se despertó convertido en un repelente insecto gigante. La historia de la Metamorfosis de Kafka no es muy verosímil en sí, aunque se hunda en el inconsciente del ser humano con la fuerza de un pozo petrolífero. Pero lo que más sorprendería de la frase anterior en el lenguaje actual sería la palabra viajante. Dudo de que la conozcan muchos de nuestros adolescentes. Fue condenada a muerte por ese empeño terco y tan de nuestros tiempos de ocultar las profesiones (o lo que sea) que carecen de un determinado nivel de prestigio bajo denominaciones eufemísticas absurdas.

Parece que uno se imagine al viajante conduciendo un coche obsoleto (pongamos un Renault 21, a lo sumo), un tipo triste y grisáceo de una España desaparecida de pensiones sin baño y bocatas para ahorrarse un duro en la comida.

Un día, los comerciales se abrieron paso a empellones como los profesionales modernos que eran, y destronaron de sus puestos a los viajantes, que eran ellos mismos, sólo que más viejos, más pobres y más tontos. Imagino que tuvo que haber un tiempo de crisis de identidad, como la de Gregorio Samsa, o como la de Julio Llamazares, entre el anodino y anticuado viajante y el dinámico y pujante comercial, pero la nueva raza fue extendiéndose por todas partes con la fuerza de los que han nacido para domeñar el mundo.

La primera víctima de su arrojo fue la palabra viajante, que camina con paso firme, como el elefante que presiente su fin, hacia el cielo de estrellas en el que viven los vocablos que ya no habitan en nuestras lenguas: el lánguido y añorado mundo de los arcaísmos.

martes, 16 de septiembre de 2008

De limpieza


Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueño tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo
veíase ... ¡la blogse!

Sí, he vuelto y lo he visto todo sucio, la pobrecita blogse arrumbada, llena de polvo y mugre, y con telarañas dignas de un arácnido del tamaño de Spiderman. Lo primero que pensé fue en llamar al de mantenimiento y echarle la primera bronca, pero enseguida me di cuenta de que el de mantenimiento era yo. 
Así que tendré que ponerme manos a la obra, despejar los rincones mugrientos y aplicar una buena capa de pintura. 
   Espero que con eso sea suficiente.

miércoles, 6 de agosto de 2008

Cinco once mil vírgenes en Cañas (La Rioja)


Algunos dudaron de su falaz existencia, como Enrique Jardiel Poncela, que tituló una novela suya con el irónico título de ¿Pero hubo alguna vez once mil vírgenes?, pero en un reciente viaje relámpago a La Rioja me he encontrado con las calaveras de cinco de esos once miles de castas féminas. Reposan en la sala de reliquias del monasterio de Santa María de Cañas, una abadía cisterciense del siglo XIII, enseñando sus interioridades con una impudicia muy alejada del recato que (supuestamente) mantuvieron en vida.

lunes, 4 de agosto de 2008

Un año de Blogse

Hace hoy exactamente un año que nació este blog, el 4 de agosto de 2007. Acababa de pasar unos días en Zamora, Ávila, Salamanca y Segovia (no por este orden) y pocos días más tarde íbamos a viajar a Valencia. Adela llevaba ya unos cinco meses de embarazo y estábamos a punto de comprar una casa en la que ayer hemos celebrado el bautizo de Diego.
Ha pasado ya todo un año, por si fuera poco bisiesto, 366 días desde aquellas "Analogías sumarias"de Julio Llamazares, primera entrada de este blog que, por cierto, no habría visto la luz sin la insistencia de mis hermanos Diego y Álvaro (La lúgubre góndola estuvo ayer también de aniversario).
Conocer el mundo bloguero, que es en realidad otro mundo, (no el otro mundo, claro) ha sido un descubrimiento casi tan interesante como el descubrimiento de América. En él destacan especialmente las personas que lo habitan: Diego y Álvaro, por supuesto, Pedro, Merche, Borja, Manuel, Nerea, Trenti, Antonio, etc., etc. y tantos otros... A todos, muchas gracias.

viernes, 1 de agosto de 2008

El alma del can Cerbero

Varias mitologías europeas recogen el mito del perro que guarda la entrada del otro mundo: Garm en la mitología germánica y nórdica, y Cerbero en la griega. El can Cerbero defendía la entrada del infierno helénico, el Hades, y a fe que la primera visión que se les presentaba a los griegos que acababan de cruzar la laguna Estigia, en una triste singladura que para colmo había que pagar al barquero Caronte, debía de ser aterradora: un terrible perro de tres cabezas coronadas por serpientes (que le salían dulcemente de la piel como el pelo al resto de sus congéneres; habría que ver quién era el osado Llongueras que se atrevía a ponerle mechas). Pero el caso es que Cerbero era perro que mostraba diferentes estados de ánimo según fuera la intención del paseante que se acercaba a sus dominios: si el interesado quería entrar al Hades, el animal enseñaba su mejor cara, se mostraba complaciente y movía la cola en señal de alegría; pero, como algún desdichado pretendiera escaparse, Cerbero podía actuar de una forma muy disuasiva. Dicho de otra forma: de las garras del perro mitológico no se hubiera librado ni Michael Scofield, el sesudo protagonista de Prison Break. O mejor aún: escapar del infierno helénico resultaba casi tan difícil como cancelar hoy día un contrato con las principales operadoras de telefonía móvil de nuestro país: Movistar, Vodafone y Orange. Por eso, a pesar de los siglos que han pasado (tantos que lo que era religión hoy no es más que mito), tengo la sensación de que las compañías telefónicas tienen en el fondo el alma del can Cerbero, es decir, actúan de la misma manera, recibiendo a los clientes que quieren entrar con dicharacheros movimientos de cola e impidiendo a toda costa la salida a los que desean cambiar de operador. Para que digan que la mitología es cosa del pasado.

martes, 29 de julio de 2008

Dos corredores opuestos


Pocos confiaban en el triunfo de Carlos Sastre en el Tour de Francia de este año, y yo no era una excepción, aunque el mismo corredor dijera al comienzo de la carrera que se había preparado para la victoria como nunca. Y no es que subestimara a Sastre, que me parecía un fantástico ciclista, recio en la montaña y pasable en la contrarreloj, sino que siempre lo he visto resistiendo más que atacando, y eso no es excesivamente bueno para un corredor cuya virtud reside principalmente en las etapas de montaña.
Contra los pronósticos generales, Sastre ha ganado el Tour a lo grande, atacando desde abajo en Alpe D'Huez y dejando a los mediocres favoritos para el triunfo final peleándose para no pelear, escondiéndose para no cargar con el peso de la ascensión, que no es otro que el peso de la gloria, como bien sabe Sastre. Cadel Evans, el eterno segundón exento de modales y sobrado de soberbia, se permitió el lujo de decir que había sido el único que había tirado de los favoritos cuando los que seguimos la etapa le vimos arrastrarse chupando rueda a cada tibio ataque que lanzaba cualquier integrante del llamado grupo de los favoritos. Sólo se puso a tirar cuando quedaban 3 kms. de puerto, es decir, cuando la meta estaba cerca y Sastre cada vez más lejos. En vez de felicitar al brillante vencedor de la etapa, que, como dijo Javier Ares, demostró que al menos no todos eran mediocres en el pelotón, Cadel Evans se revolvió con su orgullo innato y afirmó con el desprecio de quien se cree por encima del bien y del mal que el sábado, es decir, en la contrarreloj, le iba a arrebatar el amarillo. Así, con dos cojones. Por eso me ha alegrado doblemente la victoria de Sastre, porque es la victoria de un hombre bueno, humilde, que ha dado los mejores años de su vida como gregario de corredores inferiores a él, o a los que se ha llevado por delante la lucha contra el dopaje.
Por ello, mi más sincera enhorabuena a Carlos Sastre. Felicidades.

sábado, 26 de julio de 2008

Un agujero negro (tras otra entrada mítica)


Otro gran parón se ha apoderado de este blog, y creo que es el tercero desde que comencé a escribirlo, hace ya casi un año. Éste último ha sido tan largo, ha sido una entrada tan mítica, con esa I latina de primera parte (afortunadamente poca gente estaría esperando la segunda parte) que casi podría calificarse de agujero negro. El blog ha navegado entre millones de toneladas de antimateria y, como lo contrario de la materia no es otra cosa que el espíritu, o los espíritus, es evidente que esta bitácora se ha pasado más de un mes en el mismísimo cielo, entre estrellas y almas (no entre barras y estrellas, cuidado), como un místico más del Renacimiento español. Y como un místico más ha regresado del firmamento para morir porque no muere, es decir, para vivir, esperemos que por mucho tiempo, alejada de agujeros negros, galaxias lejanas y demás infinitos. Así sea.

martes, 10 de junio de 2008

Crónica de una huelga (I)

Camioneros españoles protestando por el precio del gasoil (www.laopiniondemalaga.es)



Ayer fue el día de la verdad, el Día D y la Hora H. Mucha gente se ha tomado la huelga de transportes como el desembarco de Normandía, es decir, como una guerra, o como la amenaza de un huracán en la costa este de Florida. La consigna ha sido, por tanto, aprovisionarse, acaparar, y las gasolineras y los supermercados se han convertido en las primeras "víctimas" de las masas. En Palma del Río, el viernes había ya escasez de combustible, especialmente de gasoil o diesel, y el sábado se oía por ahí que algunos conductores se habían visto obligados a ir a Écija u otros lugares próximos en busca del oro negro, estos días más valioso que nunca, como los buscadores de oro en el oeste de los Estados Unidos.

Yo estaba un poco ajeno a la problemática reinante, pero, al salir a la calle, Adela y yo nos dimos cuenta de que era el principal tema de conversación en todas partes y que el acaparamiento de productos había comenzado antes incluso que la propia huelga, que comenzaba ayer. La gente compraba sin complejos en los supermercados y se la veía más tarde por la calle acarreando pesadas bolsas del Mercadona o del Día. En el Mercadona la situación anómala saltaba a la vista. Mucha gente aprovecha el sábado para hacer la compra semanal, pero lo de éste se salía de madre. No es sólo que todas las cajas registraran una larga cola; es que además las colas estaban formadas en su mayoría por carros repletos.
Había más mercancía en circulación que en Mercamadrid y hasta el más torpe analista de Bolsa habría comprendido que aquella era una sesión volátil. A medida que los carros se llenaban, en las estanterías se iban abriendo grandes claros, como en el Amazonas, así que todo apuntaba a que se iba a pasar la tarde de turbio en turbio. Para pintar más el cuadro, sólo faltaba que a la entrada del Mercadona hubieran puesto un empleado vendiendo kits de supervivencia para situaciones de emergencia.
La voz había corrido tanto que cuando salimos del Mercadona, pertrechados con alguna que otra bolsa (aunque llevábamos bastantes menos bolsas que la media ¿es que íbamos a ser menos que los demás?), oímos unas palabras de un señor mayor, tirando a viejo, dirigidas a nosotros: "Ahí, ahí, con las bolsas, por si no llegan los camiones".

"Este tío nos ha calado". Esa fue la única respuesta que se me ocurrió en ese momento.

sábado, 7 de junio de 2008

De August Berns y de otros saqueadores


Ayer hablaba de la apropiación indebida de estrenos absolutos de que se quejaba mi hermano Diego, la víctima de la estafa, en su blog, y hoy publica El País una noticia que viene que ni pintada para el caso.

Informa El País de que un tal August Berns, alemán por más señas, saqueó la ciudadela del Machu Picchu, en Perú, algunas décadas antes de que llegara a ella su supuesto descubridor, el estadouniudense Hiram Bingham. La noticia se basa en una investigación de otro norteamericano, Paolo Greer, pero algo más abajo, en una parte con fondo azulado, una historiadora peruana afirma haber publicado un libro hace cinco años en el que aparecía la misma información sobre Augusto Berns que da Greer, al que, según la versión de Mariana Mould de Pease, peruana pese a sus apellidos, proporcionó algunos mapas en los que se basa el hallazgo. Mould de Pease, que se queja de la falta de difusión de su trabajo por ser peruana, algo que ocurre con mucha frecuencia con los españoles en nuestro país, acusa a Greer de sufrir el "síndrome del descubridor", enfermedad que ignoraba y que no hace sino corroborar la actualidad de la entrada que escribí hace unos meses sobre el síndrome del siglo XXI, que no es otro que el de sufrir los más variados síndromes. No obstante, en este caso, la acuñación del síndrome se justifica sobradamente por la frecuencia con la que se produce, en especial en ciertos ámbitos como el artístico (los segundos estrenos de obras para piano de Tomás Marco y otros) y en sectores como el de la investigación, al que pertenece Paolo Greer.

¿Qué hubiera sido de Colón si no hubiera logrado el Descubrimiento por antonomasia de la historia universal? Lo mismo ocurre con el resto de los seres humanos que justifican su valía profesional encontrando cosas nuevas. El problema comienza cuando a algunos no les importa tomar hallazgos de los demás y apropiarse de ellos.
Lo peor de todo (para Mould de Pease) es que el periodista que ha escrito la noticia, contando al menos con la duda de que el dato principal de la investigación pudiera haber sido tomado de un trabajo anterior, subtitule el artículo así: "El buscador de oro alemán Augusto Berns localizó el yacimiento en 1867, adelantándose a la llegada del estadounidense Hiram Bingham en 1911, según una investigación reciente." ¿Eso qué es? ¿Humor inteligente?

viernes, 6 de junio de 2008

Estrenos estrenados


El Parador de Ávila es un palacio del siglo XVI (el Palacio de Piedras Albas) que hace medianería con la universal muralla que defendía a la ciudad de sus enemigos. Desde fuera parece un castillo de juguete. Adela y yo pasamos unos días este verano en Ávila, en el Parador. Cuando pedimos la cuenta, observé un extraño apartado entre los conceptos que se detallaban en la factura. No era mucho dinero, unos dos euros, pero me dio por preguntarle al recepcionista de dónde procedía ese gasto. El hombre, un señor mayor de pelo cano y adusto gesto que llevaba impecable su traje-uniforme, miró la cuenta y me dijo que ese cargo era de la cafetería del hotel. Difícilmente podía ser un cargo mío, dado que no habíamos tomado nada en el bar, pero no dije nada mientras el recepcionista rebuscaba entre un montón de papeles y sacaba los referidos a nuestra habitación.
- ¿Ve? Aquí lo tiene. Ha tomado usted una tónica.
- No he tomado una tónica en mi vida - le dije, salvo mezclada con ginebra, debí haber añadido en honor a la verdad, pero no agregué nada.
El recepcionista me enseñó el cargo firmado por el cliente, que en principio debíamos ser Adela o yo. La firma se parecía a las nuestras igual que un camaleón a Winnie the Pooh, así que el hombre procedió cortésmente a modificar la factura.
- Se habrá equivocado de habitación -dije yo por dar conversación más que por un interés especial en hablar del asunto.
El recepcionista del Parador se dio la vuelta con rostro serio y un gesto de asombro ante mi ingenuidad. Negó con la cabeza.
- ¿Lo hacen adrede?
- Se sorprendería usted -me trataba de usted aunque me sacaba unos treinta años- de lo que hace la gente.
Mi hermano Diego ha descubierto (y ya van varias veces) que en la programación de algún festival de música comtemporánea figuran como estrenos absolutos obras que él ha estrenado previamente o que va a estrenar antes de la fecha del festival.
- Se habrán equivocado de obra.
Pero después me vienen a la mente las palabras del recepcionista de Ávila:
- Se sorprendería usted de lo que hace la gente.

lunes, 2 de junio de 2008

Ibéricas críticas innecesarias

Dedica José María Vaz de Soto su artículo del sábado en la edición andaluza de El Mundo a un asunto que desde su punto de vista no debe de ser baladí: criticar a una meteoróloga (o presentadora de El tiempo, quizá) por decir "península ibérica" donde debiera decir, según Vaz de Soto, claro, "península" a secas, por estar el adjetivo "ibérica" sobreentendido. Ustedes valorarán en su justa medida la pertinencia o no del tema para un artículo de opinión, teniendo en cuenta, eso sí, que decir península ibérica, aunque sea redundante en el contexto, no puede considerarse un error, sino, como mucho y exagerando, exceso de celo.

Me he interesado por la biografía de Vaz de Soto, que mi supina ignorancia desconocía, y leo en alguna página web, más o menos fiable, que estudió en la universidad Filosofía y Letras, aunque no especifica qué especialidad, y leo también que ha escrito a lo largo de su vida varios libros dedicados a la lingüística, a la dialectología, como Defensa de la lengua andaluza (1981) y El habla en la tierra de Aliste (1967).

Precisamente por eso me choca que Vaz de Soto, cuyo bagaje es indiscutible, cometa un error de bulto en el mismo artículo en el que pone a caldo a una presentadora de televisión por ser "pesada": considerar que "ibérica" en "península ibérica" es un adjetivo determinativo. Por resumir, diré que son adjetivos determinativos los que conocemos comúnmente como determinantes, palabras que sirven para actualizar y concretar al sustantivo al que preceden. Por eso algunos lingüistas los denominan actualizadores: artículos, posesivos, demostrativos... Si nosotros decimos "parque", aludimos genéricamente a todos los parques (y a ninguno), pero si decimos "el parque" o "este parque" o "tu parque", nos estamos refiriendo a un parque concreto. Ese es el trabajo que realizan los adjetivos determinativos, y no es equivalente al que efectúa el adjetivo "ibérica".

En realidad, "ibérica" es un adjetivo calificativo, como "amarillo", "alto", etc., y lo es porque remite a una cualidad del sustantivo del que depende. Confundir un adjetivo calificativo con uno determinativo sí es un error grave y no decir península ibérica en vez de península a secas por mucho que no lo exija el contexto.

Cuando alguien se pone a censurar supuestos fallos lingüísticos, y más cuando se hace sin el más mínimo sentido del humor, ha de tener especial cuidado de no incurrir en ningún error, porque puede acabar convertido en el cazador cazado. Claro, que a Vaz de Soto siempre le quedará la enseñanza que la malevolente sabiduría popular ha venido atribuyendo principalmente a los curas: "Haz lo que yo diga y no lo que yo haga".

viernes, 30 de mayo de 2008

Inveromilitudes de cine (III. El amor en los tiempos del cólera)

La película que me devolvió a los malos tiempos de Sunshine (1999) fue El amor en los tiempos del cólera, dirigida por Mike Newell. Decía en la anterior entrada que la inverosimilitud de Sunshine radicaba en que un solo actor interpretaba a varios personajes, como ocurre en las producciones de bajo presupuesto o como una más de las humoradas del sin par (menos mal) Eddie Murphy. En El amor en los tiempos del cólera, basada en la novela homónima de Gabriel García Márquez (como todo el mundo sabe), un solo personaje es interpretado por dos actores distintos.
El protagonista de la obra se llama Florentino Ariza, un joven que se enamora perdidamente y para siempre de Fermina Daza, fémina (¡vaya juego de palabras!) que en un primer momento le corresponde pero que más tarde lo rechaza por diversos motivos que no comentaremos porque no es nuestra intención elaborar un resumen de la película.
Al comienzo, Florentino cuenta ya unas veinte primaveras (si no veintialguna). Es un joven apuesto interpretado por Unax Ugalde (actor que protagonizó Alatriste, lo cual me permite cerrar el ciclo de esta miniserie al estilo de Azul, Blanco y Rojo de Kieslowski). El destino hace que los amantes se separen unos años y, tras el pertinente corte, aparece en escena un tipo con cara de panoli que aparentará unos treinta y tantos años. En la vida real, el tipo en cuestión responde al nombre de Javier Bardem, pero en la trama el espectador no sabe quién es ese personaje. La duda, no obstante, se despeja pronto cuando alguien, estratégicamente situado, le llama por su nombre: Florentino Ariza. "¿Que ese es Florentino? ¡Cómo ha cambiado en diez años! Por Dios, si al lado de esto la metamorfosis del kafkiano Gregorio Samsa parece un cambio de look. Estuve al menos media hora asimilando el cambio radical de Unax Ugalde a Javier Bardem. Que me perdonen el director y demás responsables de la película, pero sé por experiencia que el ser humano no cambia tanto de la veintena a la treintena. Afortunadamente.
No es la primera vez que un mismo personaje (a una edad semajante) es interpretado por dos actores distintos. Lo probó el gran Buñuel con Ángela Molina y Carole Bouquet en Ese obscuro objeto del deseo, pero en El amor... la dualidad no obedece a ninguna intencionalidad artística. Se explica más bien por la conveniencia de contar con el oscarizado (horrible término) Javier Bardem y por la imposibilidad manifiesta de caracterizarlo como un joven de veinte años. No sé qué de las dos opciones es más verosímil, si el remedio o la enfermedad, pero el caso es que la lógica sí imperó en el caso de la protagonista femenina, interpretada por Giovanna Mezzogiorno en todo su decurso vital, desde la primera juventud hasta la más anciana de las vejeces. La solución empleada para Florentino no creo que haya convencido a nadie, ni siquiera a sus creadores. Ya son ganas de estropear una buena película.
Los protagonistas de la película.

martes, 27 de mayo de 2008

Inverosimilitudes de cine (II. Sunshine, 1999)

Más aburrida que Alatriste me resultó Sunshine (de 1999, no confundir con la homónima de 2007), una película de tres horas de duración que se me hicieron tediosamente eternas. Tenía la sensación de que me estaba creciendo la barba y de que mis doloridas sienes iban a estar completamente blancas cuando me levantara del sofá. Sunshine narra la historia de varias generaciones de una familia centroeuropea. El actor que representa a la primera es Ralph Fiennes, que realizó un trabajo magnífico en La lista de Schindler poniéndose en la piel del comandante de campo nazi Amon Goeth. Cuando el primigenio Sunshine muere (momento en el que, por cierto, yo ya estaba deseando que cayera la familia entera), la historia se centra en su hijo, figura encarnada ¡por Ralph Fiennes!. Lo primero que hace el espectador es fruncir el ceño en señal de desconcierto, o bien abrir los ojos como platos en señal de lo mismo. Inmediatamente después se asombra de las insobornables leyes de la genética y, finalmente, al menos yo, desea sádicamente que le llegue su hora y a poder ser cuanto antes. Tras mucho batallar con el tiempo, el deseado momento le llegó (no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague) y a esas alturas yo estaba ya loco no sólo por que muriera él y su familia: deseaba fervientemente que explotara la televisión o que cayera una bomba nuclear que acabara con la civilización causante de aquel engendro aunque me destruyera a mí también.

Pero hete aquí que después de la muerte del segundo Sunshine lo sucede en el puesto su hijo, es decir, el nieto del primero, y ¿a que no adivinan quién es el actor que hace su papel? Premio: Ralph Fiennes. Maldita genética la de esta familia, que da trillizos donde debería dar hijos y nietos, que crea un ser que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, uno y trino, Dios único y todopoderoso de una escena que para mí se había convertido en el mismísimo infierno.

Reconozco que fueron momentos difíciles y que los superé como pude: con ayuda de especialistas, es decir, con buenas películas. Pero este fin de semana esos tiempos regresaron a mi mente nítidos y cristalinos viendo una película que contenía el mismo elemento discordante aunque en su versión contraria, como se verá, si los hados me son propicios, en la próxima entrada.

lunes, 26 de mayo de 2008

Inverosimilitudes de cine (I. Alatriste)

Cuando termina una película, la gente suele levantarse inmediatamente de sus asientos sin esperar a los títulos de crédito. Los que permanecen sentados viendo pasar nombres y más nombres, saben que los títulos de crédito duran al menos cinco minutos. Toda esa gente trabaja, cada uno en su campo, para que el resutado de la película sea óptimo y, sin embargo, internet está lleno de gazapos en los que no ha reparado ninguno de los cientos de ojos responsables del resultado final: un reloj en manos de un gladiador romano, copas que se vacían y se llenan por arte de magia, Humphrey Bogart en la puerta del tren con la gabardina seca un segundo después de que le hubiera caído encima el mismísimo diluvio universal...

Los errores son muchos y quizá cada película pueda presumir del suyo. Pero a veces el fallo no es consecuencia de un descuido, sino absolutamente consciente, y en estos casos el error es, por eso mismo, más grave, porque afecta a la propia estructura de la obra e incluso a su verosimilitud. No es verosímil, por ejemplo, que Diego Alatriste, soldado y mercenario español del siglo XVII, hable castellano con una extraña voz que no llega a enmascarar el acento extranjero de Viggo Mortensen. Yo no pude dejar de pensar en otra cosa en cuanto a Alatriste le tocaba abrir la boca, es decir, durante toda la película, que, por cierto, tenía un guión desaliñado y carente del más mínimo rastro de unidad y de sentido narrativo. Agustín Díaz Yanes debería haberle agradecido a Mortensen sus esfuerzos por adecuar su acento angloargentino al castellano de España y, acto seguido, comunicarle que lo mejor para la película (y hasta para su carrera) era que un doblador profesional se encargara de decir su papel. Pero Díaz Yanes no se atrevió a incomodar a Mortensen o, simplemente, se dejó deslumbrar por el rutilante brillo que desprenden las estrellas de Hollywood. La película, desde luego, se resiente de ello.

Viggo Mortesen es Diego Alatriste

miércoles, 21 de mayo de 2008

Los patios de Córdoba (II)

En el cuidado de los patios suele verse a un hombre o una mujer mayor moviéndose con diligencia entre los visitantes o sentado a la salida junto al cestillo de las voluntades. Viéndolos, uno se pregunta si la tradición perdurará o si se extinguirá poco a poco, según vayan desapareciendo quienes hoy la mantienen viva.
Esta vez había en san Basilio muchos menos patios abiertos que otros años. Yo siempre he ido de noche, bajando por la tortuosa calle totalmente repleta de gente que baila bajo los espesos ramajes de rejas y balcones, y de otra que espera las colas para acceder a algún patio, lo bastante numerosos como para tener que cruzar constantemente de una acera a otra.
Este año, sin embargo, sólo se podía entrar en cuatro o cinco casas. El patio de la foto de ayer, que recibía habitualmente algún premio del concurso, estaba cerrado a cal y canto. Fui buscándolo expresamente hasta que me di de bruces contra la puerta. Desconozco si las razones están relacionadas con la pérdida de la tradición, o del interés, o si responden al contencioso que los vecinos mantienen con el Ayuntamiento de Córdoba. Las calles del Alcázar Viejo estaban forradas de pasquines que advertían de que un representante de la Corporación municipal, presidida por Rosa Aguilar, iba a reunirse con las asociaciones del barrio y anulaban una manifestación convocada el lunes pasado para pedir aparcamientos y servicios sociales.
Tal vez por eso han abierto menos vecinos las puertas de sus casas, cuando en otros barrios no ha ocurrido lo mismo. En la Axerquía, el barrio que se edificó tras la llegada de Fernando III el Santo (donde están las llamadas iglesias "fernandinas"), se podían visitar multitud de patios. Yo los visité todos (o casi todos) el año que viví en Córdoba capital, precisamente en ese barrio, junto a San Andrés, que está un poquito más abajo de San Pablo. Aparte de a mis dos santos, tenía muchos patios cerca, en San Agustín y Santa Marina, incluidos los del Palacio de Viana.
Este domingo se han cerrado al público las puertas de los patios hasta el año que viene, pero en Córdoba hay poco tiempo para las lamentaciones. La feria aguarda a la vuelta de la esquina.

lunes, 19 de mayo de 2008

Los patios de Córdoba (I)


El año tiene doce meses (que se corresponden con las doce causas de Telecinco), pero los cordobeses se empeñan en apiñar todas sus fiestas, una tras otra, en el mes de mayo. En él se suceden vertiginosamente, semana tras semana, las cruces, los patios y la feria de Nuestra Señora de la Salud, y aún les queda tiempo para insertar entre medias la cata del principal vino de estas tierras, el Montilla-Moriles.

El sábado fui a Córdoba de patios, y no hacía falta ser Sherlock Holmes (¡no!, ¡otra vez Holmes, no, por favor!) para averiguar dónde se encontraban, porque venían anunciándolos hordas de ávidos visitantes apostados ante sus portales

En San Basilio, una de las zonas de patios, rejas y balcones más típicas, ríos de gente se arremolinaban, sitiaban las calles estrechas y se arracimaban en torno a las puertas. Entre la multitud se destacaban los guías turísticos, que comandaban grandes grupos con la ayuda de un paraguas tan maravilloso como el de Mary Poppins y tan embriagador como la flauta del flautista de Hamelín.

La visita a los patios es bien sencilla: uno se va apostando a las colas que se le van ofreciendo (aunque con Diego y su sillita, Adela y yo no teníamos otro remedio que irnos turnando) y entra por el zaguán que desemboca en el patio propiamente dicho. Después, describe un círculo o un rectángulo perfecto y se vuelve con viento fresco por la misma entrada aunque por el lado opuesto, en un movimiento contrario al de las agujas del reloj.

El personal suele ir bien pertrechado de cámaras de fotos y de vídeo, y dedica los minutos que disfruta en el interior del patio a fotografiarlo compulsivamente mientras otros escudriñan con interés el pozo que adorna muchas de estas corralas con tanto apasionamiento que a veces entran ganas de decirle a alguno lo del chiste: "Sí, señor, sí. Ha acertado usted: esto es un pozo".

Por lo demás, los patios suelen estar repletos de flores, que destacan en sus macetas sobre el blanco encalado de las paredes, y desprenden el encanto que provoca el retorno a un tiempo que en muchos otros lugares está ya muerto y enterrado.

jueves, 15 de mayo de 2008

El bicho que sabía demasiado

Vi al bicho moviéndose por la pared mientras tecleaba en el ordenador, una pequeña mancha negra que avanzaba lentamente de arriba a abajo destacada en medio de la superficie verde clara. Desde lejos me pareció una araña, pero al observarlo de cerca ya no estuve tan seguro. Tenía algo parecido a dos alas, así que pensé que quizá fuera una hormiga alada (alúas, las llaman por aquí) o algo por el estilo, pero su cuerpo me seguía recordando al de una araña. Araña u hormiga, Gregorio Samsa o lo que fuera (la naturaleza es pródiga y generosa con insectos, arácnidos, coleópteros y demás invertebrados en la vega del Guadalquivir), yo particularmente no estaba dispuesto a consentir que se paseara libremente, como si tal cosa, por mis dominios.

Me quité el zapato del pie derecho con sigilo y lo acerqué cuidadosamente, con tiento y disimulo, hacia el insólito animal, que no ofreció demasiada resistencia. No sé si me vinieron a la mente las siglas "R.I.P" o las palabras "uno menos". Miré su cuerpo, más que aplastado, arrugado y contraído, pero muerto al fin y al cabo, y me entraron ganas de rodear su silueta con tiza para marcar el lugar exacto del asesinato.

Si el bicho hubiera sido más grande, o más horrendo, le hubiera rematado a conciencia con un par de hostiones más, pero en esta ocasión no se los di, en parte por pena (ya había sufrido bastante), en parte por no dejar la pared como un Cristo.
Volví al ordenador para terminar lo que estaba haciendo antes de sacar un pañuelo, amortajar con él al bichejo y arrojarlo a la basura. Y tecleando estaba cuando veo, más perplejo aún que al acabar de leer la noticia de la contusión vulvar de Beas de Segura, que la hormiga, la araña o lo que demonios fuera el asqueroso bicho ese, se rehace, recompone su forma original y se lanza pared abajo para, antes de poder reventarlo con mi zapato (juro que el golpe hubiera parecido más bien un epicentro), esconderse detrás del cabecero de la cama y dejarme con un cabreo de tres mil pares de narices, burlado por un bicho deforme que ha demostrado ser bastante más listo que yo.

miércoles, 14 de mayo de 2008

Gerona, Lérida, La Coruña y Orense, a la deriva (II. El mapa y la Real Academia)

Todos los mapas de hoy siguen estando en un idioma, el español en los pensados para hispanohablantes. En el mapa uno busca Alemania, no Deutchland, o Austria, no Österreich, y no figuran ni United Kingdom ni United States, sino Gran Bretaña o Estados Unidos. Habría que ver quién se enteraba de qué países se encuentran bajo denominaciones crípticas como Suomi, Hrvatska o Magyarország, que no son otros sino Finlandia, Croacia y Hungría, respectivamente. Y no digamos si hubiera que escribir los nombres en árabe o en chino mandarín.
Con las ciudades sucede lo mismo que con los países: en los mapas viene Londres y no London, Mantua y no Mantova, Varsovia y no Warszawa, y paro ya porque podríamos alargarnos hasta el infinito y no merece la pena dejarse la vida en redundancias.

Antes he dicho que todos los mapas están sujetos a un idioma, español, catalán, inglés, o el que sea, pero no es cierto. La excepción es el mapa de España, que está escrito en varios a la vez y sin mucha coherencia, por cierto. Mis alumnos del Ámbito lingüístico y social de Diversificación Curricular de Tercero de ESO (manda huevos, que diría Trillo) se enfrentan en su libro de texto (de Editex, p.140) a un mapa de España que ni está en castellano, ni en catalán, ni en vasco, ni en gallego, sino todo lo contrario, todo junto y separado al mismo tiempo.
Por supuesto que no aparecen mis queridas Gerona y Lérida, ni La Coruña u Orense, pero sí Cataluña y Galicia, así, tal cual, cuando lo más congruente, teniendo en cuenta que figuraban Girona, Lleida, A Coruña y Ourense, hubiera sido sustituirlas por sus topónimos en catalán y gallego: Catalunya y Galiza. País Vasco y Comunidad Valencia también están escritas en español, pero no las Islas Baleares (Illes Balears). La confusión reinante se completa con la denominación bilingüe de las capitales de País Vasco y Comunidad Valenciana.

A mi modo de ver, lo lógico hubiera sido poner todas las ciudades en sus dos denominaciones (la de las lenguas oficiales de cada comunidad) o todas en español, que es la lengua en la que está elaborado el mapa. No se me escapa que los nombres se hayan tomado del idioma en el que los lugares figuren oficialmente, pero eso conduce a una grave confusión, y sólo se explica por motivos políticos.

Cuando a la RAE se le preguntó cómo había que decir en español los topónimos como Orense y Lérida, contestó que en español. Parece una tautología (el que habla en español dice las cosas en español, como el gallego en gallego o el francés en francés), pero en España, y más para ciertas cosas, la lógica es un trasto viejo que ha quedado fuera de combate. A Víctor García de la Concha, y por extensión a la RAE, se le echaron encima todos los nacionalistas, que rugieron como leones salvajes para desacreditar a la institución tildándola de desfasada y autoritaria, y a sus miembros de intransigentes, carcas y poco menos que fachas, que es lo que suelen hacer ciertos "demócratas" cuando una opinión (más si es fundamentada) no se atiene a sus criterios.

La RAE dio su opinión ante la duda (que no es vinculante en ningún caso para los usuarios de la lengua, como explicó el recién ingresado académico Javier Marías en EPS este domingo), pero muy poquita gente le hizo caso. Y es de ver la tristeza con la que Orense, Lérida, La Coruña o Gerona, desvalidas y abandonadas se van consumiendo entre olas gigantes que las van condenando, lenta pero irremisiblemente, al clamoroso silencio de las insondables profundidades abisales...

martes, 13 de mayo de 2008

Gerona, Lérida, La Coruña y Orense, a la deriva (I)

Hay palabras que se han ido disolviendo en el pasado como una pizca de sal en pleno océano, vocablos sin suerte que perdieron el favor de los seres humanos que los pronunciaban y les hacían cosquillear en forma de ondas mientras se adentraban como la nave Argos en el oído de sus interlocutores. Después, los hablantes que habían confiado en ellas las abandonaron y ahora se agarran sin esperanza a los restos del naufragio, a una débil tabla a la deriva, para no hundirse definitivamente.
Se me vienen a la mente las palabras Gerona y Lérida, tan campantes ellas, tan felices, ignorantes hasta el último momento de que iban a ser desterradas de los mapas a golpe de decreto. Un día lejano, de hace diez o quince años, anunciaron en el telediario algo así como que estábamos equivocados, que nos habíamos pasado la vida hablando de Gerona y de Lérida cuando lo que teníamos que decir era Girona y Lleida, y algo más tarde nos enteramos también de que había que decir A Coruña y Ourense, y no las falaces y mentirosas denominaciones de La Coruña y Orense, invenciones quijotescas de un mundo ya caduco.

Yo echo mucho de menos a Gerona y a Lérida, a La Coruña y a Orense, que existen tanto como Teruel y Soria, y siempre he advertido a mis alumnos de cómo las llamábamos en la Antigüedad, porque ningún mapa recoge hoy su nombre en castellano. "En mi época decíamos...", y al acabar la frase con ojos lánguidos y arrobado gesto no puedo dejar de sentirme como el abuelo Cebolleta contando batallitas inventadas a los nietos.

jueves, 8 de mayo de 2008

Historia de una contusión vulvar

A veces uno tiene la sensación de que ha visto todo en este mundo, de que la vida ya no va a sorprenderle de nuevo, y en ese momento de madurez inmadura aparece una noticia inverosímil que vuelve a sumirlo en la perplejidad más absoluta.


En Beas de Segura, una mujer de 74 años ha sido condenada por agredir a otra en los genitales durante el pésame de un funeral. Me imagino allí a Refugio M.S., en medio de la penumbra de la iglesia, guardando cola para transmitir sus condolencias a la inconsolable familia del finado y esperando ansiosamente para cometer su infame acción.


El acto en sí debió de ser espontáneo, porque la situación fue imprevisible, pero también puede que la anciana meditara unos segundos su tropelía mientras avanzaba la bulliciosa fila hacia los allegados del difunto. "Te tengo que sacar el coño", le espetó a la víctima sin exordio alguno como una vulgar posesa por exorcizar, y, acto seguido, armó su pulgar y su índice, que debieron de titilar en medio de la oscuridad de la iglesia como florentinas dagas sedientas de sangre, y lanzó un pellizco asesino ante la perpleja mirada del santoral que adornaba las paredes del templo.
La víctima seguramente pegaría un grito, o se retorcería de dolor o de pánico ante el ataque, (dirigido con eficacia marcial y sin daños colaterales, como un entrenado piloto de un caza americano), hacia lo que en boxeo se llaman partes bajas, es decir, la vulva, o sea, el coño, lo cual no deja de ser meritorio teniendo en cuenta la dificultad de pellizcar en la susodicha zona de la anatomía femenina.
Cuando la mujer llegara finalmente a dar el pésame, si es que pudo, a los familiares les dejaría absolutamente pasmados el dolor que traslucían sus palabras: "Yo pensaba que apenas se conocían y fíjate, se la ve muy afectada". "Te acompaño en el sentimiento, diría ella, "y no sabes cuánto".
Paradójicamente, a esta mujer la vulva le dolía un huevo. Tanto que la pobre se presentó al poco rato en el centro de salud del pueblo. Allí inspeccionaron detenidamente la zona y detectaron en ella una extraña "contusión vulvar". La Audiencia Provincial de Jaén se ha basado en ese diagnóstico médico para condenar a la agresora por lesiones, aunque ha tenido a bien reducirle la multa a 90 euros por su condición de pensionista. No olvidemos que Refugio no es más que una pobre, inocente y desvalida ancianita.

lunes, 5 de mayo de 2008

Sherlock Holmes (III) (Holmes y House)

Tercera entrada sobre Sherlock Holmes y espero que la última, porque si no, el blog deberá cambiar de nombre inmediatamente.

En alguno de los post anteriores comenté que numerosas series policíacas eran deudoras del inmortal personaje de Conan Doyle, pero hay una serie muy alejada del mundo detectivesco que también ha tomado algunos rasgos suyos. Los creadores de House han dicho explícitamente que el protagonista de su serie está basado en Holmes y, de hecho, en internet puede encontrarse una foto de Hugh Laurie (el actor que encarna magistralmente al incívico Gregory House) con los atuendos típicos del investigador inglés.
El nombre de House está tomado precisamente de Holmes, que se parece a home, casa en inglés como House (sus confidentes son Watson y Wilson). Aparte de este detalle, el parecido entre ambos se reduce, a mi modo de ver, a la capacidad deductiva que demuestran cada uno en su ámbito y a la desgana que les provoca la vida sin enigmas que pongan a prueba sus cualidades mentales y que, a su vez, les conduce al consumo de drogas. House aborda sus diagnósticos como un investigador privado. En múltiples ocasiones, sus ayudantes o él mismo allanan la morada del enfermo en busca de pruebas que le permitan orientar su diagnóstico, dado que sólo le llegan casos de pacientes desahuciados. Con ellos, como Holmes con sus misterios, House se pone a prueba. Son misterios médicos.
Son semejanzas importantes, pero House es muy diferente a Holmes en otros aspectos. El médico tiene un carácter intratable. Es ingenioso, pero también desagradable, antipático, grosero y carece totalmente de tacto. Sus decisiones están a menudo teñidas de arbitrariedad. Holmes usa con frecuencia la reducción de opciones hasta la más lógica. House suele hacer exactamente lo contrario. El investigador inglés, al contrario que el médico norteamericano, es un gentleman. Consume cocaína (al menos en El signo de los cuatro o La señal de los cuatro), pero eso no afecta a su relación con el doctor Watson ni con el resto de sus congéneres, que es exquisita. Todos sus conocidos reconocen sus excepcionales cualidades, lo estiman y respetan. De esto último no puede presumir Gregory House; y cada vez menos, porque las frases demoledoramente ingeniosas que repartía por doquier en la primera temporada, han ido desapareciendo paulatinamente. Y, sin frases geniales, House no es más que un médico maleducado y egocéntrico que parece disfrutar maltratando a sus pacientes, a los que, por cierto, salva demasiadas veces de pura chiripa.



Cuatro, tras varios meses de promesas baldías, ha comenzado a emitir la tercera temporada.

lunes, 28 de abril de 2008

Platón, el mito de la caverna y Josef Fritzl


El filósofo Platón consideraba que nuestros sentidos no eran capaces de percibir el mundo real. Los seres humanos vivíamos, pues, encerrados en el mundo sensible, lejos del mundo de las ideas, al que iban las almas cuando lograban liberarse del cuerpo. Para explicar este contrasentido, Platón escribió en La república un relato alegórico conocido como "el mito de la caverna". En una cueva viven varios prisioneros atados de pies y manos. No pueden moverse y sus ojos no ven más que las sombras que la luz de una hoguera proyecta sobre una pared de la caverna. Con gran esfuerzo, uno de los reos logra romper sus ataduras y salir al mundo real. Después de descubrir la belleza de un lugar que sólo conocía a través de sombras, el preso liberado vuelve a rescatar a sus compañeros. La caverna es en realidad una metáfora del mundo sensible y el mundo real, de ese mundo de las ideas cuya existencia quería demostrar Platón con esta historia.

Ahora sabemos que los cautivos de Platón son austríacos. Algunos nietos (y a la vez hijos) que Josef Fritzl tuvo con su hija Elisabeth han vivido en la caverna durante casi veinte años sin conocer el mundo real más que a través de una televisión que hacía las veces de la pared del antiguo mito. Hace apenas unos días fueron liberados. Cuando los presos hayan sentido en sus ojos la luz del sol, se habrán sentido como en el cielo, almas oscuras que se han encontrado de repente vagando por el Paraíso.
Lea la noticia en El País o en El Mundo

jueves, 24 de abril de 2008

Sherlock Holmes (II)

Unamuno decía que, pese a lo que se pensaba, había sido don Quijote el que había creado a Cervantes y no al contrario, y con Sherlock Holmes y Arthur Conan Doyle me parece que estamos en el mismo caso. De hecho, el detective de ficción se le escapó de las manos al escritor real. Como los seis personajes de Pirandello, Sherlock Holmes pasó un tiempo en busca de su autor, que se había empeñado en hacerle desaparecer del mapa con el egoísta propósito de que su sombra cada vez mayor no acabara oscureciendo su realidad cada vez más pequeña. Unamuno pudo matar definitivamente al inolvidable Augusto Pérez de Niebla, pese a sus vanos sueños de existencia, pero el escritor británico no pudo hacer lo mismo, porque para entonces Sherlock Holmes estaba tan vivo y había alcanzado tanta fama que a Conan Doyle no le quedó otro remedio que resucitarlo a regañadientes.

lunes, 21 de abril de 2008

Sherlock Holmes (I)

Durante toda mi vida he sido un asiduo lector de novela negra. Leí en mi adolescencia Los crímenes de la calle Morgue, de Poe, y algunos años más tarde me hice con más de veinte novelas de Maigret por poco más de 2000 pesetas. Me interesaban por aquel entonces las obras de Hammet, de Chandler, de Agatha Christie..., pero hasta hace un par de semanas nunca me había acercado a la legendaria figura de Sherlock Holmes; quiero decir a la obra literaria de Conan Doyle, porque ya había visto El perro de los Baskerville y la interesante (aunque algo sobreestimada, en mi opinión) película de Billy Wilder titulada La vida secreta de Sherlock Holmes. Poco quedaría de secreto en su vida si Holmes y Watson hubieran vivido en esta época de descerebrado periodismo rosa. Pero Holmes tuvo la suerte de nacer en un momento histórico muy diferente al nuestro. La suerte o la desgracia, porque los avances actuales le hubieran permitido disponer de medios que le habrían acercado más rápidamente a la resolución de los más inescrutables enigmas.

La deuda que tantas series policíacas tienen con Conan Doyle es enorme. No obstante, siempre me ha sorprendido que la lógica empírica logre descifrar cabalmente los actos de los seres humanos, tantas veces gobernados por el azar y el absurdo.