jueves, 23 de agosto de 2007

Riosecana poética (o bejarana poética II)


A veces se acuña una palabra que, a través de un oportuno fogonazo de las musas, refleja a la perfección una idea que ha vagabundeado durante largo tiempo por el cerebro sin hallar vocablo en que amoldarse. Seguramente sin percatarse de ello, Luis Felipe Comendador, en Lunares, ha creado un neologismo que recoge el rasgo fundamental de una parte importante de la poesía actual: proesía.

La proesía viene a ser la antítesis de la prosa poética, en el sentido de que ésta es lírica mientras que la proesía es prosa escrita en verso: prosa poética versus poesía prosaica. Bajo este epígrafe podríamos incluir las obras de dos poetas denostados y aborrecidos hasta la extenuación, o ninguneados por autores de poesía aún menos lírica que la "realista" de, por ejemplo, Gaspar Núñez de Arce.

Pero voy a poner un ejemplo de un escritor insigne que cité también en la conversación que mantuvimos en la escarlata Piel de Toro de Béjar y que menciona Luis Felipe en su blog: José Hierro. Su Cuaderno de Nueva York, de arrollador éxito, es quizá la obra más eminente y representativa de la recién acuñada proesía o poesía prosaica.

"Luis van Beethoven murió en mil ochocientos veintisiete (es lo que piensan los desinformados), pero yo lo he visto en el Lincoln Center. Fue en los años noventa. Ocupábamos asientos contiguos. Yo lo reconocí por su expresión huraña y tierna y feroz. Y también por el desaliño de que nos hablan sus biógrafos. Escribí en mi programa estas palabras: "Excelente concierto". Y él asintió: "No se moleste en escribir, oigo perfectamente." José Hierro.

"Beethoven ante el televisor" posee un lirismo semejante al de una biografía cuidada (incluso descuidada) del compositor alemán y, por eso, no puede considerarse un poema por más que en realidad no esté escrito en prosa (eso lo he hecho yo para hacer más evidente su prosaísmo), sino en verso. Y es que versificar es tan fácil como cortar las frases cuando te apetezca.

Yo no sé definir la poesía, pero sí sé que "Beethoven ante el televisor" no es un poema, porque entonces sí sabría definirla: 'texto escrito en verso' y eso conllevaría tener que aceptar como poemas una receta de cocina, un poder notarial o un discurso del Rey que estuvieran escritos en verso. O sea, me vería obligado a aceptar barco como animal acuático.

No todo es poesía, porque eso equivaldría a decir que nada lo es, y mucho menos los lunares Elenamedelianos. La poesía es una realidad (irreal Carlos Martínez Alonso) cuya naturaleza se resiste a ser descubierta por más que los miembros del formalismo ruso, la estilística, el New Criticism y tantos otros se hayan devanado los sesos para, Santo Grial de la filología, asirla eternamente.

4 comentarios:

Luis Felipe Comendador dijo...

Eres mundial... además de un topillo riosecano a la cordobesa.

Un abrazo

Diego Fernández Magdaleno dijo...

¡Bravo!
Besos,
Diego

Álvaro Fernández Magdaleno dijo...

Eres un fenómeno.
Un abrazo

Pablo A. Fernández Magdaleno dijo...

Gracias, gracias, pero no es pa' tanto.