jueves, 22 de noviembre de 2007

Salamanca: 12 de octubre de 1936 (II)

El 12 de octubre de 1936, Miguel de Unamuno era el hombre mayor de barba blanca, nariz aguileña y quevedos que ha consagrado la iconografía literaria (porque imagino que hubo un día en que Unamuno fue joven), el hombre que presenciaba las procesiones de Semana Santa de Medina de Rioseco apoyado en un poste de los soportales de la calle Mayor, frente a la tienda en la que pasé una parte de mi adolescencia, el hombre que dio nombre a un rincón de la Plaza Mayor que hundió la piqueta y que es añorado aún hoy por los riosecanos que nunca lo conocimos.
Unamuno no tenía previsto intervenir en el acto del Paraninfo, pese a ser el Rector de la Universidad, pero el intelectual que cargaba contra todo y contra todos, que había estado en contra de la dictadura de Primo de Rivera, quien le mandó como exiliado a Fuerteventura, contra la Segunda República y que había de manifestarse contra la sublevación armada del bando nacional, no pudo permanecer callado ante el discurso que se pronunció en el evento cargado de críticas contra la llamada anti España: Cataluña y el País Vasco. Unamuno sabía que se jugaba, como decía Umbral, la vida y el porvenir, (aunque porvenir no le sobraba, ya que murió ese mismo año); varios amigos suyos habían sido asesinados en la represión franquista. Pero es que el Rector Magnífico no sabía actuar de otra manera: "A veces, quedarse callado equivale a mentir, porque el silencio puede ser interpretado como aquiescencia". Citó en su discurso varias de las paradojas y juegos de palabras a los que era tan aficionado y que pueblan todas sus obras (Niebla, San Manuel Bueno, mártir, Del sentimiento trágico de la vida...): denunció la guerra incivil que estaba sufriendo España y, cuando escuchó el oneroso grito de "Viva la muerte", indignado, respondió: "Pero ahora acabo de oír el necrófilo e insensato grito de "¡Viva la muerte!" Esto me suena lo mismo que "Muera la vida". Y yo, que he pasado mi vida componiendo paradojas que excitaban la ira de algunos que no las comprendían, he de deciros, como experto en la materia, que esta ridícula paradoja me parece repelente". Con valentía no exenta de temeridad, Unamuno arremete contra Millán Astray, quien ha asistido al acto acompañado por varios legionarios armados que se cuadran ante la primera intervención de su líder. Unamuno lo compara con Cervantes por su invalidez, y en la comparación muestra las carencias espirituales del militar: "El general Millán Astray quisiera crear una España nueva, creación negativa sin duda, según su propia imagen. Y por ello desearía una España mutilada...".
Millán Astray no aguanta más y grita: "Muera la inteligencia", frase que José Mª Pemán, presente en el acto, rectifica: "No. ¡Viva la inteligencia! ¡Mueran los malos intelectuales!". Unamuno, entonces, sin perder un ápice de su arrojo, pronuncia las célebres palabras: "Venceréis, pero no convenceréis, porque convencer significa persuadir, y para persuadir necesitáis algo que os falta: razón y derecho en la lucha".

Ante el cariz que toman los acontecimientos, y para evitar males mayores, Millán Astray le dice al escritor que tome del brazo a Carmen Polo, esposa de Franco, y salga del Paraninfo. A pesar de todo, a Unamuno su intervención le costó muy cara: fue expulsado inmediatamente y sin contemplaciones del Ayuntamiento salmantino y el día 22, destituido como rector. Don Miguel pasó los últimos meses de su vida recluido forzosamente en su casa hasta que el 31 de diciembre emprendió el verdadero viaje a ninguna parte (el que ha emprendido ayer, por desgracia, nuestro admirado Fernando Fernán Gómez).

Afortunadamente, la historia se ha encargado de colocar a cada uno en el sitio que en justicia le corresponde.

13 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Bien contado. Aunque Unamuno, hasta ese momento, no había sido Unamuno, en esos minutos se elevó por encima de todos los intelectuales españoles del momento.
(Ése es un detalle de la foto a la que me refería en mi comentario de ayer.)
De vez en cuando, hay que recordar estos rasgos.

Diego Fernández Magdaleno dijo...

Extraordinario, Unamuno, ante los bárbaros.
Nos veremos dentro de nada.
Besos,
Diego

alejops dijo...

Genial este hombre. Yo también le admiro profundamente, creo que es de lo mejor que ha dado España. Buen poeta, magnífico ensayista, admirable filósofo y hombre íntegro. Un ejemplo.

...flor deshilvanada dijo...

Sigo absorviendo conocimientos e información en tu blog... es algo que me encanta!

Saluditos!

Anónimo dijo...

Bravo. Siempre resulta emocionante escuchar o leer momentos históricos así. Recordando la historia podemos entender situaciones del presente, al igual que podemos evitar caer en errores ya cometidos.
Enhorabuena por tu bitácora y gracias por pasarte de vez en cuando por la mia.
Un saludo.

Unknown dijo...

Me encantan estos tipos.es preferible haber vivido con el miedo de haber sido colgado por decir verdades como puños,que morir con la cabeza gacha.A la mierrrrrda con las mentes y las voces represoras,verdad,Miguel?verdad,Fernando?Descansad en paz...que es por que siempre luchasteis.

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

"A veces, quedarse callado equivale a mentir, porque el silencio puede ser interpretado como aquiescencia"...la frase tiene su estilo y su valor...seo hoy en un trabajo puede suponerte el despido...y con perdón ¡que huevos debió tener el Unamuno!

Saludos

Nosotras mismas dijo...

Pasaba a saludar.

Un abrazo

ana dijo...

El tiempo siempre coloca a cada uno en su sitio, es algo que he aprendido, y a veces, un consuelo esperanzador en momentos injustos.
Un abrazo, y gracias por tus comentarios en mi blog.
ana.

Dulce dijo...

Apesar de estarmos lado a lado, há muita coisa da História de Espanha que não conheço, e esta passagem é uma delas. Passar por aqui faz-me ficar um pouco mais letrada e saber mais coisas.
Beijinhos e Bom fim de semana

FERNANDO SANCHEZ POSTIGO dijo...

Unamuno se mostró valiente, incluso osado. Enfrentarse a esa gentuza en aquellas circunstancias tiene un extraordinario mérito. Un ejemplo a seguir. Lástima que no todos actuaron como Unamuno.

un abrazo.

Paqui dijo...

Hola Pablo, gracias por visitar mi blog, y entro a visitar el tuyo, he leido un poco, pero tengo que ponerme con más tranquilidad y verlo poco a poco, me parece muy interesante todo lo que sea historia.
La foto de La Gran mezquita de Kairouan preciosa, yo estuve hace tiempo y me encantó. En mi blog, tengo publicado un viaje a Uzbekistán recorriendo, Jiva, Bujara, Samarcanda, etc, si quieres puedes ver fotos.
Un saludo muy blanco desde Almaty porque no ha dejado de nevar en todo el día y en toda la noche.

No.me.pises.que.llevo.chanclas. dijo...

qué buen tipo Unamuno; siempre con un par... bien puestos.

un bso!