jueves, 3 de diciembre de 2009

Una habitación con vistas

Santa María del Fiore y Palazzo Vecchio.

Como la de la novela de E.M. Forster y la película de James Ivory, la habitación que ocupamos este verano mis hermanos Álvaro, Diego y yo en nuestro viaje a Florencia tenía unas vistas fantásticas (cfr. foto inferior). Aunque para vistas, las del palacio Pitti, al otro lado del Arno (cfr. foto superior). En alguna vida anterior debimos de pertenecer a una familia enemiga de los Médicis, porque el maravilloso, gigantesco y calurosísimo palacio estuvo a punto de convertir a Diego en agua, como al Garcilaso de las "Hermosas ninfas"y a mí en cojo: me caí tres o cuatro escaleras y parte mi espalda fue a parar a la pared. Y me dolió. Y me indignó profundamente: el celebérrimo almohadillado del palacio Pitti no sirvió, en mi caso, para nada. Coge fama...
En primer término, plaza de Santa María Novella, con la estación de tren y la iglesia homónima. Detrás, de izquierda a derecha, cúpula de San Lorenzo, la catedral y, diminuta, la torre del Palazzo Vecchio en la plaza de la Signoria.