En el cuidado de los patios suele verse a un hombre o una mujer mayor moviéndose con diligencia entre los visitantes o sentado a la salida junto al cestillo de las voluntades. Viéndolos, uno se pregunta si la tradición perdurará o si se extinguirá poco a poco, según vayan desapareciendo quienes hoy la mantienen viva.
Esta vez había en san Basilio muchos menos patios abiertos que otros años. Yo siempre he ido de noche, bajando por la tortuosa calle totalmente repleta de gente que baila bajo los espesos ramajes de rejas y balcones, y de otra que espera las colas para acceder a algún patio, lo bastante numerosos como para tener que cruzar constantemente de una acera a otra.
Este año, sin embargo, sólo se podía entrar en cuatro o cinco casas. El patio de la foto de ayer, que recibía habitualmente algún premio del concurso, estaba cerrado a cal y canto. Fui buscándolo expresamente hasta que me di de bruces contra la puerta. Desconozco si las razones están relacionadas con la pérdida de la tradición, o del interés, o si responden al contencioso que los vecinos mantienen con el Ayuntamiento de Córdoba. Las calles del Alcázar Viejo estaban forradas de pasquines que advertían de que un representante de la Corporación municipal, presidida por Rosa Aguilar, iba a reunirse con las asociaciones del barrio y anulaban una manifestación convocada el lunes pasado para pedir aparcamientos y servicios sociales.
Tal vez por eso han abierto menos vecinos las puertas de sus casas, cuando en otros barrios no ha ocurrido lo mismo. En la Axerquía, el barrio que se edificó tras la llegada de Fernando III el Santo (donde están las llamadas iglesias "fernandinas"), se podían visitar multitud de patios. Yo los visité todos (o casi todos) el año que viví en Córdoba capital, precisamente en ese barrio, junto a San Andrés, que está un poquito más abajo de San Pablo. Aparte de a mis dos santos, tenía muchos patios cerca, en San Agustín y Santa Marina, incluidos los del Palacio de Viana.
Este domingo se han cerrado al público las puertas de los patios hasta el año que viene, pero en Córdoba hay poco tiempo para las lamentaciones. La feria aguarda a la vuelta de la esquina.
10 comentarios:
¡Otra feria! En Andalucia vais de feria en feria. ¡Qué suerte!
Qué pena lo que cuentas de que muchos patios cerraron este año. ¡Qué no se pierda esta tradición tan bella! Habría que involucrar e incentivar a la gente joven a que siguieran con el cuidado de estos patios. Besotes, M.
Le tengo que echar una flor. Es alucinante la sensatez con la que usted escribe.
qué bonitos los patios de Córdoba
qué ganas de irlos a visitar.
espero q todo bien.
hacía mucho que no m pasaba por tu blog; de hecho, es que no tengo ni tiempo de actualizar como antes...he perdido las buenas costumbres.
un bsazo
Sí es una pena MERCHE. Esperemos que la tendencia cambie el año que viene.
TRENTI: Es un honor el elogio viniendo de usted, caballero.
NURIA: te echábamos de menos. Esperamos que encuentres tiempo en breve.
Un abrazo.
Hace poco hablaba de eso con unos amigos, de las señoras que cuidan de las flores, las macetas y las que tienen tortugas para que se coman los bichos. Menuda maravilla, si señor, aunque sea con problemas municipales. Pero Rosa Aguilar y el resto pasará. Los patios reisisten.
Cierto es que hay tradiciones que van en auge...aunque muchas veces es como la espuma: sube... sube y luego se queda sin gas....(veo que has vuelto con fuerza, me alegro)
Qué bonitos textos sobre los patios de Córdoba, qué bonita Córdoba y qué bonitos sus patios ¡hasta por la tele! Algún año tengo que verlos en directo, con lo que me gusta a mí una maceta.
Por cierto, qué ganas de conocer Cordoba. Bueno, y Andalucía al completo. Aún no he encontrado el momento.
El otro día tuve que aguantar una hora de cháchara sobre los patios de Córdoba: dos amigos se fueron para allá a pasar el fin de semana y, a la vuelta, me lo contaron todo, todo... Me han entrado hasta ganas de verlos (todos y cada uno).
tengo que volver por tu tierra, pero antes tengo que ver algunos patios en Granada.
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