Leo
La elegancia del erizo, de Muriel Barbery,
junto a la estufa de leña en este invierno de perros que hasta finales de noviembre parecía un otoño de ángeles y una frase llama poderosamente mi atención, igual que palabras como
hasi por
así o
envede por
en vez de (triste pero cierto) que encuentro en algunos ejercicios de mis alumnos.
Advierto de que la frase en cuestión puede ser perjudicial para la salud lingüística de los lectores, así que, si por casualidad lees esto y no has cumplido 18 años, cambia de blog.
"Siempre es reconfortante que lo aseguren a uno que no se ha vuelto paranoico" (página 189).
Puede que eso sea cierto, pero más cierto es aún que esa frase no reconforta a nadie aunque no sufra de paranoia. Ese lo nocivo, dañino y detestable ataca los oídos y los ojos de todos menos de la traductora, Isabel González Gallarza. No descarto que reciba comisión de otorrinos y oftalmólogos afectados por la crisis.
Y el caso es que cada vez me encuentro con más ejemplos de loísmo, es decir, el empleo de lo, que debe usarse para el complemento directo, para referirse al complemento indirecto. En la oración de La elegancia del erizo, el C. directo es "que no se ha vuelto paranoico" y el lo se refiere a uno, que es el C. indirecto, y por tanto habría que sustituirlo por le invariable en género. En este tiempo he oído varios ejemplos más, como "Dalo vuelta" por "Dale vuelta (a la ensalada)" o "Lo echamos un vistazo" por "Le echamos un vistazo".
El loísmo avanza por estas tierras castellanas a buen paso porque, en mi opinión, hay una tendencia a corregir el leísmo y laísmo endémicos del castellano del centro de España (presente en Quevedo y tantos otros), lo que origina hipercorrecciones, es decir, correcciones erróneas: escribir un lo donde correspondería el le que el hablante hubiera empleado si no buscara corregir ese fallo.
Así, en el mundo periodístico hoy se oyen pero, sobre todo, se leen unos lo (incluso correctos), dignos de novela hispanoamericana, prácticamente inéditos, pues en España el leísmo de persona está muy extendido e incluso aceptado por la RAE.
Y eso ha llegado ya a la traducción. Ya se sabe: traduttore...