martes, 2 de octubre de 2007

Una leyenda urbana educativa

Existe una leyenda urbana educativa que va más allá de la realidad y que se retroalimenta año tras año por difusos medios sin que pueda sostenerse en ningún aspecto de la realidad que nos rodea. Como la leyenda de la joven de la curva, la de las caras de Bélmez o la de la masa de Telepizza, el mito vuelve sin tregua cada septiembre. Hoy mismo, ya octubre, a Adela, que hablaba de que con la gratuidad de los libros de texto en la ESO los libros iban a pasar de un alumno a otro durante cuatro años, una alumna le ha contestado enfadadísima: "Así no podréis cambiar los libros de texto todos los años".
El asunto no es baladí y persigue al profesorado desde hace tiempo sin que nadie pueda hacer nada para parar el bulo. Las amigas de una prima de Adela le comentaban lo mismo que su cariacontecida alumna cada inicio de curso: "Los profesores cambian los libros todos los años".

Antes de que Íker Jiménez se ponga a investigar con todo su equipo este expediente X, debo informar de que, si no me equivoco, los libros de texto hay que mantenerlos durante cuatro años salvo que los políticos de turno cambien el currículo, es decir, el plan de estudios. En ese caso es obligatorio utilizar un nuevo libro de texto adecuado a los nuevos contenidos. Ocurrió eso hace cuatro o cinco años y vuelve a ocurrir ahora en algunas asignaturas con la entrada de la LOE (en Andalucía pronto nacerá la LEA; sí, tienen razón: las siglas molan mazo).

Con la gratuidad de los libros de texto, este mito urbano que nace, crece, se reproduce pero nunca muere en institutos y demás lugares en los que grácilmente se aposenta la educación obligatoria, tendrá que desaparecer a la fuerza. Claro que siempre quedarán los nostálgicos que recordarán los malos tiempos en los que los profesores les cambiábamos curso tras curso los libros de texto, el gasto que más ha escocido a los bolsillos medios de este país durante muchos, muchos años.

6 comentarios:

nerea dijo...

Hola.

Lo recuerdo de cuando yo era niña e iba al colegio... jajajajaj... y era extraño que se comentara y se creyera porque mi hermana y yo siempre compartiamos los libros (nos llevamos un año)... jajajajaja...

El finde bien, de boda que con lo de trabajar en un bar hacia mucho que no salía y así pues salí a "lo grande".

Besicos!

Anónimo dijo...

Hola!
Gracias por visitar mi blog!

Paco dijo...

a lo que me hace gracias es aquello de ¡que caros son los libros! pero luego no se cortan un pelo los padres a la hora de gastarse la pasta en por ejemplo ir de copas o a comer con los amigos...

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

En primer lugar te saludo...me gusta este tema...te sigo leyendo, pero tengo que hacer alguna aclaración si te parece:
1º Lo de las caras de Belmes no es una leyenda urbana, falsas o verdaderas allí están yo las he visto...
2º LO de que los profes cambiamos los libros de texto cada año, no solo es una leyenda urbana, es que mentira...solo se puede cambiar si se exponen razones pedagógicas o como bien dices cambian los planes de estudio o hay moidificaciones por parte de la editorial (de eso entiendo un poquito)al menos en las enseñanzas obligatoraas (de 1º de EP a 4º de Eso)
3º Lo de "que caros son los libros", es cierto y además es cierto lo que tu expones...pero ahora al menos aqui en Andalucía ha entrado el programa de gratuidad de libros (no fungibles)...bueno o malo..tengo mi opinión..

4ºº Te sigo leyendo...me gustó esta primera entrada..
Saludos desde Sanlúcar de Barrameda

Diego Fernández Magdaleno dijo...

Como siempre: con uno que lo diga, vale. El resto crece solo.
Besos,
Diego

Anónimo dijo...

Y ¿qué le vamos a hacer?a mí me sabía fatal que mis padres se gastaran tanta pasta en libros,pero¿y qué me decís del olor de sus páginas nuevecitas??'Que delicia!