viernes, 21 de septiembre de 2007

El político lechuga


En un momento concreto de mi infancia, hacia el año 80 o 81, creo yo (los recuerdos de la infancia son como imágenes de cuentos) estuve obsesionado durante un par de semanas con el insecto lechuga. Aparecía en la única colección de cromos que logramos terminar tras duros trabajos en aquellos tiempos y, según el álbum, Naturaleza en color, adoptar esa forma le servía para camuflarse entre la vegetación de la zona y dar esquinazo a sus malvados depredadores. Entonces, tierno e ingenuo infante, mi mayor terror era que la lechuga que traía mi madre de la frutería echara a correr cuando tuviera el cuchillo sobre sus carnes, que se rebelara y no pudiéramos acabar con ella; o que de repente nos diéramos cuenta en la mesa de que la lechuga que nos estábamos comiendo era en realidad un asqueroso insecto.

He estado buscando estos días insecto lechuga por internet y he llegado a dos posibilidades: que se ha extinguido, seguramente devorado con aliño y fruición por personas que lo confundieron con una apetitosa lechuga (erróneo camuflaje); o que el nombre con que lo denominaron los autores de Naturaleza en color era una traducción inexacta.

El animal más parecido a la foto que recuerdo de esa especie es el insecto hoja, cuyo disfraz coincide con el del insecto lechuga. Ayer, en un discutible programa para niños de la 2 (sigo pensando que los niños son pequeños, pero no tontos) dos extraños presentadores comentaron que esta hoja andante se mantenía casi todo el día quieta (qué paradoja) para no ser avistada por sus depredadores y así poder sobrevivir sin sobresaltos. El bicho, calmoso e impertérrito, me recordó en la televisión a la mayoría de los políticos de este país, tan callados y tan, tan quietos cuando sus dirigentes toman decisiones contrarias a sus posturas. Lo que piensa su presidente es lo que piensan ellos. Y que se les ocurra disentir. El que discrepa sabe que pone en peligro su carrera en el gremio. Se arriesga a perder el coche oficial; y eso de tener que buscar aparcamiento cuando se ha vivido con chófer propio es una pesadilla más horrible que la de encontrarse un legendario insecto lechuga moviéndose en la ensaladera y comiéndose la ensaladilla rusa. ¿No les parece?

5 comentarios:

Diego Fernández Magdaleno dijo...

Así estamos... como los insectos lechuga-hoja...
¡¡¡Hammamet!!!
Un beso,
Diego

Álvaro Fernández Magdaleno dijo...

Vaya memoria que tienes, ni Alicia.
Un beso,
Álvaro

Anónimo dijo...

Perdone,pero me da la sensación de que su bicho es producto de alguna de sus pesadillas.No está catalogado.No existe.Por cierto,en mi blog,en una antigua entrada muestro la foto del romance entre dos vegetales:una hoja de lechuga pegadita a una sandía.
Gracias por visitarme.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

El insecto-político lechuga debe ser primo hermando del insecto-político palo. Uno disimula y otro nos da en un descuido...

nerea dijo...

Pues mira que casi veo más simpáticos a cualquiera de los bichos mencionados que a cualquiera de los políticos conocidos...

Unos actúan para sobrevivir y otros actúan... uf... no sabría ni decir para que...

Besicos.