Ya era hora de que se me viese el plumero y por algún lado se notase que soy profesor de lengua, porque hasta ahora de la lengua me había ocupado hace bastante tiempo en una entrada que más bien parecía un episodio del famoso y nunca suficientemente llorado ¿Quién sabe dónde?, presentado por Paco Lobatón. Removí entonces cielo y tierra para dar con algún cuyo que llevarme a la palabra, es decir, a la boca, pero lamentablemente lo encontré desterrado o enterrado, valga la paradoja, por la falta de interés que los periodistas muestran por su propio idioma.
En este caso no es una desaparición lo que me "preocupa", sino un cambio. Acostumbrado durante siglos a que la pertenencia, dentro de la cual podríamos incluir la autoría, se marcaba con la preposición de, el castellano no acaba de amoldarse bien a ese por anglicista que por obra y gracia de las traducciones literales triunfa y machaca en todas partes al pobrecillo de autóctono, como un vulgar cangrejo americano que arrincona, margina y extermina al encantadoramente torpe cangrejo de río de toda la vida.
No es el caso de la preposición de, cuyas funciones son tan vastas que su subsistencia está fuera de todo peligro. Podría decirse que es precisamente su gran éxito el que ha provocado la aparición de por. Pongamos por caso: si nosotros escribimos La casa verde de Vargas Llosa, y no escribimos el título en cursiva, no sabemos si Vargas Llosa se ha comprado una casa verde en Perú o es que escribió en su día una novela con ese nombre. Así, es mucho más discriminatorio (en el buen sentido del término) escribir La casa verde por Vargas Llosa, y aún más si el autor es completamente desconocido o conocido por la "minoría de siempre" (se dice "Metáforas con dedos fríos" por Luis García Montero, pero ¿aceptarían acaso que en la portada de una edición del Quijote apareciera bajo el título "por Miguel de Cervantes"?
Yo, que en mi adolescencia leí los magníficos cómics de Anacleto, hechos by Vázquez, jamás imaginé que by, oportunamente calcado al español, iba a convertirse en una construcción tan extendida (fundamentalmente en los artículos, como puntualiza mi hermano Diego), en especial porque a mis pobres oídos, qué quieren que les diga (otro purista más, objetarán algunos) les sigue rechinando como el primer día.
3 comentarios:
No sé la causa del uso, pero casi siempre (yo mismo lo escribo) leo "por" en los artículos, no en los libros que, en efecto, resulta horrible.
Besos,
Diego
Oportuno, Pablo, oportuno.
Yo cometo el error del por, pero voy a poner remedio.
Un beso chaval.
Álvaro
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